Perro fiel [SS X Third Reich]

Sólo para mí Final

No lo creía.

El asesino estaba frente a sus narices todo el tiempo.

Contaba diez días de su secuestro en un sótano. SS bajaba regularmente para alimentarlo o para intentar conversar, pero Reich le respondía con palabras secas ¿Cómo poder intentar siquiera hablar con ese ser?

Al despertar se encontró amarrado en una cama de pies a cabeza, y en una habitación que no era la suya. Sólo SS estaba presente, viéndolo con una gran sonrisa retorcida.

Pasaron meses, contaba los días en un diario que su secuestrador le proporciono. Debía regresar como fuese. Fue así como con el paso del tiempo comenzó a comportarse más manso con Schutzsttafeln, ganándose su confianza y fingiendo lo que él quería, estar enamorado. Aunque en su corazón romántico sólo había espacio para su querido domador de nubes soviético.

Desde niños llegaron a tener un contacto directo una única vez. Durante la Gran Guerra, en una de las tantas reuniones que se llevaban a cabo para solucionar pacíficamente el conflicto u lanzar amenazas entre enemigos, el joven heredero de Imperio Ruso se perdió entre los inmensos pasillos de la mansión alemana. Hasta que el llanto de un bebé llamo su atención.

Años antes

Se acercó a una habitación, al abrir la puerta encontró una gran habitación decorada con cosas de infantes recién nacidos y una cuna con moños azul pastel.

La curiosidad de su corta edad movió sus pies hasta asomarse dentro de la cuna. Topandose con un bebé tricolor de franjas negro, rojo y amarillo.

Un instinto le hizo cargar al niño, envuelto en una cobija blanca. Por extrañas casualidades el infante dejo de llorar. Le parecía tan lindo, sus mejillas regordetas y sus ojos rojos brillantes. Le hubiese encantado tener un hermanito con quien jugar, pero no podía quejarse de San Petersburgo como compañero de juegos, pero igual aveces se sentía muy solo entre las paredes del palacio.

Acomodó unos mechones del cabello del bebé, quitandolos de su frente, como respuesta el niño soltó unas risas. El ruso sintió como su alma se endulzaba.

– ¡¿Quién eres y que haces con mi hermano?! – Grito un niño desde la puerta. – ¡Si no respondes llamaré a vater y mutter!

– Es-estaba perdido y lo escuché llorar.

– ¡Eres ruso! – Exclamó. – ¡Dame a mi bruder!

No era ningún idiota, el acento era más que suficiente para determinar su nacionalidad, y conocía por obvios motivos la situación de la guerra que se libraba contra Rusia, Francia y UK.

El ruso no deseaba ningún problema, menos en tierras enemigas donde podía meterse en severos problemas con el Imperio Alemán y Austria-Hungría, además de llevarse un regaño por parte de su padre. Así que le entrego el infante, pero este reanudo sus llantos con más fuerza.

– No llores, no llores. Mutter está ocupado y no puede darte de comer.

– Disculpa...

– ¿Was? – Abrió sus ojos de par en par al ver en las manos del de piel roja el biberón de su consanguíneo.

El tricolor tomo el biberón y se lo ofreció a tomar al niño, quien lo rechazo y siguió llorando.

– ¿Qué pasa bruder?

– ¿Lo puedo cargar?

Al tricolor no le quedaba opción e intentar lo que decía el hijo del imperio, entregándole su preciado hermano, por arte de magia se detuvieron los llantos e incluso comenzó a sonreír.

– ¿Cómo se llama?

– República de Alemania. Yo soy República de Weimar.

– Un gusto Weimar y Alemania, me llamo Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, pero llámenme URSS.

Actualidad

– Sowjet... – Musitó con un hilo de voz.

Era ahora o nunca.

Sirvió los platos de arroz y guisado de carne con vegetales, escondiendo en la cinturilla del pantalón un cuchillo a sus espaldas.

– Liebe – Llamo a su guardaespaldas con voz melosa. Se ganó la confianza de su secuestrador, fingió amarlo por meses para que llegara este momento. Dejarlo entrar a la cocina, la habitación, a todas las partes de la casa. – ¿Sabes? Me siento algo cansado. Creo que iré a dormir después de comer.

– Eso es raro en ti.

– No pude dormir bien anoche. – Beso la mejilla del contrario, internamente trataba de ocultar el profundo asco que le daba el pelinegro.

Deslizó sus manos por los hombros del germano, le rompería el cuello pero en caso que esa idea fallase, recurriría al filo del arma blanca oculta en su espalda.

El de ojos marinos suspiro al sentir el delicado tacto de los dedos del de piel roja en sus mejillas.

– ¿Me odias?

Debía ser realista en algún momento. Reich lo odiaba profundamente por matar a Wehrmacht y separarlo de su familia.

– Te detesto con todo mi ser y me enferma tu simple presencia, asqueroso traidor.

– Entonces mátame. Aún si muero en tus manos estaré feliz porque es usted quien arrebato mi vida. Con eso es suficiente para mi. – Poso sus ojos azul marino en el rostro del de esvástica.

No contaba con un miserable hilo de cordura, su estabilidad mental se fue al diablo hace mucho tiempo. Su admiración se convirtió en una perversa obsesión.

Por dentro no podía estar más podrido y ser tan repugnante para el pelirrojo. Su mirar enfermizo, su voz rasposa, sus manos callosas. Antes lo veía con cariño por ser su guardaespaldas y casi criarlo desde que era niño, pero todo resultó ser una muy buena actuación para ocultar su asquerosidad.

No dio un segundo de reacción a SS, tomo el arma blanca en sus espaldas, y en un rápido movimiento la incrustó en el cuello del ajeno.

Sin tardar SS murió por desangramiento. Reich espero a que estuviera muerto, pero por si acaso volvió a apuñalarlo, está vez directo a su corazón.

•••

Recién se acercaba a su capitán Berlín, ya notaba que las cosas estaban hechas una mierda. Su bella cuidad destruida, había cadáveres repartidos por las calles, abriendo paso entre sus ojos una horrenda masacre.

El pánico inundó su ser al pensar por el bienestar de sus pequeños niños. Hasta que fue sacado de su burbuja por los gritos de soldados apuntándole con armas de fuego.

No logro reaccionar lo suficientemente rápido cuando una bala perforó su cráneo.

Cayó al suelo instantáneamente muerto por la herida fatal en su cabeza. Empezó a ser rodeado por los soldados quienes no podían creer que Third Reich, líder de la nación alemana estaba muerto.

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