El Caso Weimar

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Fue de sus mejores amigos en la infancia, junto a él vivió momentos buenos y malos, afrontaron juntos la triste muerte de Weimar, toda la familia se reunió en el funeral para dar las condolencias a Imperio Alemán y Austro-Hungría por el fallecimiento de su tercer hijo.

Hungría y Austria lloraron en los brazos de sus abuelos maternos. Alemania no pudo dejar de abrazar el ataúd que contenía el cuerpo de su  hermano mayor. ¿Por que su hermano se fue?, ¿Por que esa noche el túnel debía estar tan solo?, Sí hubiese habido alguien Weimar se hubiese salvado en lugar de agonizar por horas a causa del choque.

La policía no podía encontrar culpables, aún con las presiones de Imperio Ruso para exigir justicia por el nieto de su esposo, las cámaras no captaron nada. Misteriosamente esos túneles no contaban con cámaras en buen estado, todas las imágenes estaban defectuosas o no había grabación.

Todo podía recaer en una denuncia formal por negligencia al gobierno, pero ahora sólo se podían entregar al dolor del luto.

Esta día de sombras no pasaría desapercibido en su rencorosa memoria, aún si tenía que ir al infierno a buscar al responsable de la muerte de Weimar para matarlo con sus propias manos lo haría por venganza en nombre de la familiar alemana.

Años después

SS dejo de ser un adolescente, ahora era un militar reconocido junto a su hermano policía SA, ambos guiados por el rencor se volvieron letales y astutos. Sentían que le debían mucho a Weimar, él los llevo a la casa germana cuando no tenían a nadie quién los cuidase. Fueron adoptados por los alemanes, criados por Imperio Austro-Húngaro y Second Reich, se volvieron niñeros de los hijos de la pareja, de los mellizos austriaco y húngara, de Weimar y del más joven, República de Alemania.

Conocieron a Prusia, Imperio Austriaco y Confederación del Rin, Imperio Ruso, Reino de Hungría y otros familiares más lejanos o emparentados políticamente y recordaban los rostros de dolor de cada uno de ellos por el fallecimiento de Weimar.

Algo en sus propias almas les dijo que debían volverse fuertes para vengarse. Hoy, diez años más tarde de aquella fatídica fecha regresaban a casa de los alemanes después de largos años de entrenamientos en una academia rigurosa y trabajar en otro extremo del país para perfeccionar sus habilidades recién adquiridas.

– ¿Crees que nos reconozcan?

– Lo dudo Schutzsttafeln. Pasaron años.

– Estoy nervioso por esto. – Comenzó a jugar con sus manos.

– Mein gott. – Río un poco. – No es lo peor del mundo.

Tocó el timbre de la residencia. SA estaba calmado, pero era mentira negar que estaba emocionado por el reencuentro.

– ¡Yo voy! – Grito una voz amortiguada por el sonido de la madera.

Se encaminó en dirección a la puerta, arreglando su cabello desordenado ¿Quien vendría a visitar tan temprano?. Que él recordase no se había invitado a nadie ese día.

Al abrir la puerta fue una de las más grandes sorpresas de su vida ver al par de ex-niñeros. No sabía que decir, los reconoció automáticamente por las caras por más raro que parezca. Nadie puede reconocer a una persona después de años, pero en Austria no era el caso.

– ¡¡MEIN GOTT!!, ¡¡SCHUTZSTTAFELN, STURMABTEILUNG!! – Sin tardar abrazo a los hermanos. – ¡Esperen a que mamá y papá se enteren!

– ¡Todo el mundo se enteró por tus gritos hermanito! – Reprochó su hermana Hungría, tirándose para unirse a la calidad reunión. – ¡Par de estúpidos llamen más seguido!

Perro fiel [SS X Third Reich]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora