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Aunque el sentirse agobiado en este lugar sería más común para los que llevan años aquí, como dijo Charly anteriormente, y eso me hace sentir algo de nauseas, el tan solo pensar en que puedes quedar encerrado de por vida en un lugar como este, pero al menos se tiene la comodidad de algunas casas que se pueden apreciar por la calle.

Algunas se ven más amplias que otras, por lo que deben ser las que comparten más chicos para que todos puedan caber aquí.

Y a pesar de ello, sigo pensando el cómo pueden estar en este lugar, pero supongo que no tuvieron elección, simplemente aparecieron aquí, como yo.

Pero la única diferencia es que yo soy mujer, la única de aquí.

Bajé la mirada y aún continúan mirándome los chicos, por lo que Noah se posiciona delante de mí, cubriéndome por completo ya que hay una diferencia de estatura enorme, a pesar de que el rubio es delgado, tiene cuerpo como si hubiese hecho algo de ejercicio, al menos para estar un poco en forma.

—Si, si chicos. – dice el rubio, alzando la voz para que todos lo puedan escuchar. – Ya vieron que es una chica, ahora todos vuelvan a sus trabajos. – alcé la mirada, aunque solo podía ver parte de su nuca y claro, su cabello dorado. – Cualquiera que intente sobrepasarse, les aseguro que recibirán su castigo. 5 días en la prisión. – tras decir ello, todos comenzaron a murmurar entre ellos. – Así es, 5 días, así que espero que sigan las órdenes y que nadie intente hacer nada de lo que se puedan arrepentir.

Tras ello, todos se giraron y siguieron su camino, algunos los pude ver llevando carretillas con algo de tierra en ellas, mientras que otros tan solo se limpiaban las manos con unos trapos.

Noah se giró hacia mí y me mostró una media sonrisa, a lo que respondí igualmente.

—Te aseguro que estarás cómoda aquí. – se hace a un lado para que sigamos caminando con tranquilidad. – Nadie te hará daño, o se las verá con Charly y conmigo.

Yo solté una pequeña risa y comencé a caminar con él por la calle.

—Como dijo Charly, algunos comparten casa para que podamos "caber" en este pueblo, a excepción de los encargados del lugar, es decir, Charly, yo y otros dos chicos que conocerás después. – me mira y me hace una seña con su mano para que giremos por la calle, hacia otra. – Esa casa de allá le pertenece a Charly. – señala una pequeña casa blanca que pareciera tener una sola habitación, o incluso dos. – Frente a ella se encuentra la mía. – señala otra de color beige que se ve exactamente igual. – Aquella roja es de Bobby y aquella hasta el fondo. – señala hacia una casa rustica y muy linda que se encuentra al final de aquella calle, casi a la altura de donde parece terminar la cúpula. – Es de Min Jun. – me mira. – Como te dije, después los conocerás, pero por mientras te quedarás en la mía.

—Pero... ¿Y tú?

—Yo me quedaré con Charly, eso será en lo que despejamos y arreglamos una casa en esta misma calle.

—¿Está tan destruida? – me giro a mirarlo.

—Parece ser que hubo un especie de temblor aquí hace años, por lo que muchas casas se destruyeron y fueron reconstruidas por nosotros en estos años. – se encoge de hombros y comienza a caminar por esa calle, por lo que le sigo.

—Espero no molestar con la pregunta, pero... ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

—Cuatro años. – dice mientras mira hacia el suelo y mete sus manos en sus bolsillos del pantalón. – Bastante tiempo, pero lo suficiente como para no enloquecer tanto. – suelta una pequeña risa, a lo que sonrío de lado.

LA CÚPULA - SIN SALIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora