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Sentí el suelo caliente al caer en él, junto con el asiático, para después escuchar un golpe seco y ver una mancha de sangre, alrededor de aquello.

Los chicos se asustaron al verme correr de repente, por lo que voltearon a ver lo que sucedía, quedando atónitos ante lo que tenemos frente a nosotros.

Giré la cabeza hacia el asiático, el cual parecía haberse asustado un poco ante la brusquedad, pero al ver lo que se encuentra frente a nosotros, tan solo se levantó y me tendió las manos, para ayudarme a mí.

—Demonios, Cassandra. – murmura Lenin. – Acabas de salvar a nuestro amigo.

Pero yo no respondí a ello. Tan solo tomé las manos del asiático y me puse de pie con su ayuda, sin dejar de ver al animal frente a nosotros.

Un ave gigante se encuentra tirado, muerto y quemado por la cúpula, justo como dijo Noah, sobre las quemaduras de tercer grado.

Charly no tardó en llegar a nosotros, al parecer apenas iba en camino a su trabajo, pero aquello le llamó la atención y tan solo se agachó a ver al ave.

Sin pensarlo lo tocó con su mano, moviendo el ala para poderlo apreciar mejor, lo que me dio algo de nauseas, pero lo aguanté lo suficiente como para solo hacer una mueca.

—Es obvio que ha muerto, pero... que extraño... – murmura el moreno.

—¿Charly? – habla Noah y el moreno lo voltea a ver.

—Nunca antes había visto esta ave. – se vuelve a girar hacia el animal. – Háblale a Martin para que pueda estudiarla y así saber de qué se trata esto y el por qué se encuentra aquí dentro. – el rubio asintió y salió corriendo en busca del médico, mientras los demás seguimos mirando la escena.

No me percaté de que seguía tomando las manos de Min Jun, por lo que las solté rápidamente, sintiendo el calor en mis mejillas, lo que lo hizo sonreír un poco.

—Pero... ¿No se supone que tienen animales aquí? – pregunté y el moreno negó con la cabeza

—No de estos. – se pone de pie y me mira. – Este animal nunca antes lo había visto.

Inmediatamente comenzamos a escuchar el ruido de los animales, como si se estuviesen volviendo locos, por lo que salimos corriendo algunos, justo hacia donde se encuentra el matadero.

Al llegar, la escena que vimos era algo fuerte, por lo que unos chicos terminaron saliendo para vomitar, mientras que otros tan solo mirábamos la escena atónitos.

Sin pensarlo, me sujeté del brazo del chico que estaba junto a mí.

Min Jun.

Él, al sentir mi tacto, se estremeció un poco, lo pude sentir, por lo que me disculpé y lo terminé soltando, pero antes de hacerlo por completo, él negó con la cabeza y puso su mano sobre las mías, haciendo que lo sujete fuerte.

—¿Qué mierda...? – habló Charly, sin poder creer la escena.

Los animales del matadero habían atacado a otros y se podía apreciar por las marcas en el cuello, lo que lo hacía aún más aterrador.

Mi agarre hacia Min Jun se hizo más leve, por lo que solo lo tomaba con suavidad, lo que tampoco parecía molestarle.

—Se han atacado... – murmura Jeff, acercándose a los animales.

—Se han vuelto locos. – murmura Kenny, pasando su mano por su cabello.

—Muy bien. – dice Charly y se gira para mirarnos. – Salgamos de aquí, nosotros nos encargaremos. – mira a los encargados del matadero. – En un momento más llegará Martin y resolveremos esto.

Los demás presentes asentimos y salimos del lugar.

Solté a Min Jun del brazo y caminé un poco más rápido, pero una mano en mi brazo me hizo detenerme y girarme, teniéndolo frente a mí.

—Está bien asustarse. – murmura y yo solo sonrío de lado.

—Debería ser más valiente. – murmuro de igual manera y el solo suspira, poniendo su mano en mi hombro.

—Nadie es lo suficientemente valiente para soportar esto.

—Tu sí, Min Jun. – sonrío un poco y me doy la vuelta, para continuar mi camino, dejándolo ahí en la entrada al matadero.

Comencé a caminar un poco sin rumbo, sin siquiera darme cuenta de que me encamino hacia el bosque, hasta que vi los árboles cada vez más cerca. Así que no me detuve y me adentré, sintiendo el ambiente fresco, lo que me hizo aspirar el aire, sintiéndome mejor.

El sonido del lago me hizo encaminarme hacia allá, viendo el agua correr de una manera magnifica, algo que no había visto nunca, o al menos no lo recuerdo.

Me senté al borde, tocando el agua con mis dedos, sintiendo la delicadeza y frialdad de ésta, lo que me hizo sonreír.

Es algo tan increíble, tan bello el ver esto, por lo que me siento afortunada por vivirlo ahora mismo, lo que me hace estar tranquila y recortarme en el pasto, viendo cómo se filtra un poco la luz solar entre los árboles.

El sonido de las aves me hace sonreír, no estoy segura de sí es normal que haya aves, pero es algo tan lindo el escucharlas, eso no puedo negarlo y de hecho, nadie podría negarlo, a pesar de que todos sean chicos y parecen no tener momentos sentimentales en cuestión de cariño o algo por el estilo, sé que ellos aprecian momentos así en silencio, en solitario, como lo hago yo ahora mismo.

Suspiré y giré mi rostro.

Pero un humo rojo me hizo incorporarme rápidamente, viéndolo extrañada.

Aquel humo parece acercarse a mí, por lo que me levanto y retrocedo, desconfiada de aquello, ya que es bastante, así que comienzo a alejarme, pero aquel humo parece salir de todas partes, por lo que salgo corriendo en dirección a los chicos, tratando de esquivar aquello, hasta que termino tropezando con algo, lo que hace que me golpee el rostro con una roca.



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LA CÚPULA - SIN SALIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora