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Primero comenzó con unas imágenes tan extrañas.

Miles de luces de colores comenzaron a proyectarse, indicándome que una vez más podría acceder a mis recuerdos, quizá no a todos, pero si una parte de ellos.

El sentir su mano en mi brazo fue suficiente como para darme cuenta de que esto era real, que lo nuestro lo es.

Algo en mí me indicaba que las cosas terminarían mal y que él sería el siguiente en desaparecer, pero todo para un buen desenlace, ya que si él no se va a aquel lugar, terminaría muriendo aquí afuera.

El destrozo del edificio nuclear fue lo que desató la desesperación entre la gente, pero por suerte nosotros nos encontramos protegidos, solo los jóvenes, ya que los adultos fueron enviados a otro centro de control en otra ciudad, o al menos así lo comunicó ella.

Nuestra jefa.

Le di la espalda al chico que no parece tener rostro o quizá es porque no lo recuerdo, solo sé que su cabello azabache está tan perfecto, como el primer día en que nos vimos.

Mi vista se fijó en el enorme ventanal, por lo que le di la espalda al chico. Él se acercó a mí y posó sus manos en mis hombros, bajándolas hasta mis manos, para después depositar un beso en mi cabeza.

—Promete que no me olvidarás...

Una lagrima cayó por mi mejilla, por lo que cerré mis ojos, evitando que un sollozo salga.

—Cass...

Yo solo pude negar con la cabeza, sabiendo lo que sucedería.

Lo perdería...

Sé que perdería a la única razón por la cual sigo aquí, protegiéndolo sin que los demás sepan.

—Tú no eres la villana... Todo esto lo haces por nosotros...

Otra lagrima comenzó a salir, a lo que él me giró y me rodeó con sus brazos, sosteniéndome con fuerza.

No pude evitar terminar de romperme en sus brazos, presionando mi rostro en su pecho, el cual sube y baja por su respiración tranquila.

Yo no te olvidaré...

»»»·«««

Abrí mis ojos de golpe, sintiendo como el aire vuelve a mis pulmones.

Martin se acercó con prisa hacia mí, sosteniéndome para que pueda mantenerme sentada, lo que agradecí mentalmente.

—Tranquila, todo está bien. – dice el castaño oscuro, dándome unas pequeñas palmadas en mi espalda.

—¿Qué sucedió...?

—Te desmayaste y Noah te trajo de prisa. – sonríe de lado.

—¿Cuánto tiempo ha pasado?

—Tan solo una hora, pero tranquila, no te perderás el festejo de la noche. – aquel comentario me hace sonreír, a lo que él se aleja de mí y comienza a guardar unas cosas en un mueble cercano. – Quizá es la falta de comida, así que le pediré a Kenny que te prepare algo especial para ti.

—¿Kenny?

—Kenneth, es nuestro cocinero. – se gira hacia mí y sonríe. – Te agradará, solo no te metas con su comida, ya que es muy... sensible y cuida mucho lo que hace.

LA CÚPULA - SIN SALIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora