7

1 0 0
                                    


─────────────── «·ʚ•ɞ·» ───────────────


Un líquido comienza a recorrer mi frente, por lo que pongo mi mano en ella, para después retirarla y ver que se trata de sangre.

Maldigo para mí misma, para después girarme y ver a un simple niño albino en el suelo, el cual parece estar dormido o incluso desmayado.

Al alzar la vista, parece ser que aquel humo rojo desapareció, como si nunca hubiese existido, lo que me hizo fruncir el seño. Pero un quejido de parte del niño me hizo reaccionar y correr hacia la calle, gritando.

—¡Ayuda! – grité con todas mis fuerzas, llamando la atención de algunos chicos, los cuales gritaron y salieron corriendo en mi dirección.

Regresé hacia el niño, escuchando los pasos a lo lejos.

—¡Cassandra! – escuché la voz de Noah. – ¡¿Dónde estás?!

—¡Por aquí! – grité en respuesta a él, escuchando como los pasos cada vez se acercan más, hasta llegar a mí.

Inmediatamente el rubio se acerca al niño para tomar su pulso, mientras que siento unas manos en mi rostro, tocando la parte de mi frente, lo que me hace soltar un quejido.

—¿Qué te sucedió? – pregunta el asiático, mirando con detenimiento mi herida en la frente. – ¿Estás bien? – yo solo pude asentir, viéndolo a los ojos.

—Si... si... me caí y me golpeé con una roca, es todo. – murmuré y él me miró a los ojos, lo que me hizo sonrojarme. – Me tropecé con el chico al querer regresar...

En cuestión de segundos llegó corriendo Charly, el cual examinó al niño y lo cargó en brazos, para llevarlo a la enfermería, mientras Min Jun y Noah me ayudaban a mí, para poder checar mi herida y tratarla.

Martin al mirarme solo negó con la cabeza, a lo que lo miré apenada, pero él solo sonrió, mostrándome que no se encuentra molesto.

—No es grave. – dijo limpiando mi herida. – Solo ocupas unos puntos, pero sanarás rápido.

Yo asentí y él se acercó a mí con una aguja e hilo, por lo que tomé la mano del asiático, que se encontraba cerca.

El miedo por la aguja me hizo apretar con fuerza y cerrar mis ojos, mientras Martin me pasaba un algodón con líquido en la herida.

—Esto ayudará a que no sientas tanto la aguja. – dice el chico de lentes, para después comenzar a cerrar la herida.

Sentí como salieron unas lágrimas y aunque terminó de hacer su trabajo, no abrí mis ojos, hasta que el asiático habló.

—A este paso me dejarás sin mano. – dice él, por lo que lo miro. – Eso significa que me quedaré sin trabajo.

—Lo siento... – dije, realmente apenada, mientras suelto su mano, a lo que él sonríe.

—No te preocupes, no me vendría mal algo de descanso. – aquel comentario me hace reír un poco y él seca las lágrimas que salieron.

—Bueno, yo iré a ver al niño, y tú. – habla Martin, para después señalarme con su dedo, mostrándose serio. – Trata de no dormir en unas horas, para que no te pase nada malo.

—Está bien... y gracias. – hablo, algo tímida, a lo que él sonríe de lado y me da unas palmadas en la cabeza, para después salir de la habitación. – Debería acostumbrarme a terminar siempre en la enfermería...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 14 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

LA CÚPULA - SIN SALIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora