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Otro día normal en la estación de Radio, una tarde silenciosa, tranquila y acompañada de un buen cafe con un poco de las deliciosas galletas de Rosie. Nada podría malir sal. Eso sería si un pecador no hubiera salido de la nada de la entrada de la cabina.

Ese pecador tenía una peculiaridad que llamo la atención del ciervo: tenía la cabeza cuadrada, ¿Cómo era el nombre de ese objeto que tanto odiaba?

El pecador espero a que sus perseguidores se fueran del lugar, por lo que estuvo un tiempo un par de segundos ahí sentado al lado de la escotilla.

- Si crees que van a entrar aquí, estás muy equivocado. - Sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz con efectos de radio, algo nuevo para el, pero no le quitaba lo raro.

Se dió la vuelta con un poco de miedo, no pensaba que alguien estaría adentro, se topo con un pecador con orejas de ciervo y una cola que no resaltaba mucho, había visto demasiados pecadores con forma de animal, pero este tenía algo que resaltaba además de la sonrisa que parecía estar pegada a el y la vestimenta roja y formal.

Salió de sus pensamientos una vez cuando recibió un golpe con el bastón del ciervo que tenía en frente. Miro detrás de él y noto una mesita con una merienda algo rara. Otro golpe el su cabeza lo saco de sus pensamientos, molesto por el golpe se levantó.

- Ya me iba. - Enojado se limpio el polvo de la ropa.

- ¿Y porque te sigo viendo? - Abrió la escotilla del piso y tiró al pecador, ahora tendría paz.

Un par de días después de lo sucedido con el cabeza cuadrada, podía empezar una nueva transmisión. Se sento en su silla favorita y acomodo todo para la transmisión. Antes de que comenzara, cierta personita fue lanzada a su cabina rompiendo su piso. Con un de sus tentáculos acercó al pecador a su lado, poniéndolo cara a ¿Cara?

- Hola. - Movió su mano de un lado a otro incómodamente mientras hacia contacto visual. - ¿Te gusta el jazz? - Rio incómodo, esperaba a que si le gustará el jazz.

Alastor suspiro y tiró al cabeza cuadrada al piso nuevamente. Se Masajeo la cabeza mientras lo miraba.

- ¿Estoy vivo? - Se tocó el pecho confirmando que no le habían atravesado el cuerpo con ningún tentáculo.

- Estás muerto. - Masajeo su frente por la estupidez de venir a su cabina dos veces la misma semana. - Sal de aquí.

- Y porque no me m- Digo eso haré. - Se levantó en dirección a la escotilla.

Alastor se reclinó sobre la silla y miro como loa pecadores de detrás de su ventana eran asesinados. Su paz fue interrumpida bruscamente por un salto que hizo el de la cabeza cuadrada a su regazo, mientras entraban un par de pecadores por la escotilla.

- Que bonitos ojos tienes. - Miro juguetón al de rojo.

- La puta que te parió... - Giro con su silla y vio como los pecadores entraban con un par de armas.

Uno de los pecadores miro a su alrededor, chocando miradas con ambos hombres en cierta posición tan... peculiar. Los otros pecadores se retiraron al ver al demonio radio, pero su líder no se movió.

- Chicos... - Acomodo su sombrero mientras miraba a ambos hombres. - El que nos robó plata nos debe plata, es homosexual. - Señalo al de cabeza cuadrada.

- Descubrió america el retrasado este. Me llamo Vox por cierto. - Lo último fue dirigido a Alastor.

- Más respeto por el señor de edad avanzada. Alastor. - Guío su mirada al televisor.

- Y creo que el demonio radio también. - Señalo a Alastor, quien se ofendió por el comentario del... ¿Cómo decirlo?...

- ¡¡A VER VIEJO CON CANCER!! ¡¡ A MI NADIE ME VA A DECIR GAY!!

"..."

Después de una pequeña pelea, la estación quedó desordenada y manchada de sangre de las pecadores que venían por este tal Vox.

Se quedó viendo el escenario que tenía en frente, tenía que limpiar después, pero quiza alguien podría encargarse de ello. Se acercó a Vox, que estaba tirando los restos de los pecadores fuera de la cabina, si tenía suerte ellos ya no lo perseguirán. Alastor con un poco de fuerza golpeó la cabeza. Se volteo a ver al ciervo, que con una sonrisa amplia.

- ¿Hola? - Rio incómodo por el contacto visual que Alastor hacia.

- Limpia eso. - Con su bastón señalo toda la sangre del lugar.

- ¿Por qué haría eso?

- Si limpias bien pensaré en NO matarte, ¿Te parece justo?

- Justo... pero NO te daré mi alma. - Recalcó, nunca se sabe quién quiere robarte el alma.

- Ni que valieras tanto para que yo quisiera tu alma.

"..."


Si el premio noble de la estupidez existiera, a palabras de Alastor: el lo tendría. Nunca se ha dicho que es estúpido, todo lo contrario, tiene un espejo en el que se ve despues de cada ducha, antes de salir, etc, ¿Pero como llego a esta situación?

Miraba con los ojos abiertos a su nuevo amigo, no era malo hacer amigos, pero jamás llegó a este punto de vivir con uno. Nunca fue fan de tomar los comentarios de su padre en serio, pero el que vivir con alguien que no sea una mujer era de... gays.

- Ten. - Vox lo saco de sus pensamientos dándole chocolate caliente, no era de sus favoritos, aunque era linda la intención. - ¿No te gusta? - Pregunto al ver a su compañero mirar su bebida. - Puedo hacer algo que te guste si eso quieres.

- No gracias.

- ¿Seguro? - Armonizó cerca de las orejas de Alastor.

- ¿Por qué acepte que te quedes? - Alejo la pantalla de sus orejas, era molesto.

- Es porque sos, guapo, poderoso, asombroso, muy hermoso, sos precioso, armonioso, un buen socio, misterioso, buena gente, detergente, muy majete, inteligente nada ojete, irreverente, un exponente, muy perfecto el lo que sos... - Canto. Una canción extrañamente pegadiza, pero eso ya resolvía su duda, ser alabad- halagado le gusta.

- ¿Gracias? - Eso no quitaba lo raro de la canción.

En otra Realidad(StaticRadio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora