You Girl [Anakin Skywalker]

10. My Lightsaber

CHAPTER TEN

Mi sable de luz

Aelia

ME REMOVI ENTRE LAS SÁBANAS, TRATANDO DE BUSCAR EL LADO CÓMODO DE LA CAMA, PERO NO LO CONSEGUÍ. QUITE LAS SÁBANAS DE MI CUERPO Y ME SENTE EN LA CAMA MIRADO A MI ALREDEDOR.

No recuerdo haber venido a mi habitación, seguramente Anakin me trajo, los acontecimientos de ayer llegaron a mi mente como un balde de agua fría, despertando me por completo.

"Debería de dejar de ser tan sensible, yo no era así"

Me levanté de la y caminé hacia el baño, me quite toda la ropa dejándola en el piso y me di una ducha. Ise todas mis necesidades y salí del baño directo a mi armario, caminé por el, tratando de escojer entre todas las prendas que se encontraban en este, me decidí por un vestido de color azul oscuro, completamente largo en la parte de atrás y dejando mi espalda completamente desnuda y unas zapatillas blancas. Peine mi cabello; en una coleta, sosteniendo todo mi cabello, dejando algunos mechones fuera, dándole un toque "rebelde".

Salí del vestidor y fui a mi tocador, tomando mis aretes y me coloque un poco de perfume, busqué mi collar pero no lo vi por el tocador, caminé hacia la cama y removi las sábanas para ver si se me había quitado mientras dormía, pero no estaba allí.

Para estar totalmente segura de que no estaba en la habitación, me agaché y mire debajo de la cama, entre mi mano debajo de ella al ver todo oscuro, derrepente la punta de mis dedos tocaron algo duro y confundida estire más la mano hasta agarrarlo de tal manera que me permitía sacarlo.

Saque de debajo de la cama una caja de madera con mi nombre grabado en su superficie, la abrí y al fin recordé que era. Mi sable de luz.

Hace tiempo que no lo veía, pase mis dedos sobre el mango de agarre, lo tomé en mi mano y me levanté del suelo. Lo encendí, escuchando su característico sonido, y el color morado iluminando levemente mi cara por la cercanía.

Lo tenía guardado de bajo de la cama, el lugar más seguro que encontré ya que se que Ra no buscaría nada de bajo de la cama, ya que le tenía miedo a la oscuridad.

Moví el sable imitando algunos movimientos que recordaba, pero unos repentinos golpes en la puerta me hicieron sobresaltar me, ocasionando que corte la mitad de el espaldar de la cama.

—Aelia, ¿Estas despierta?—escuché la voz de Anakin al otro lado de la puerta.

Mire el desastre y luego dirigí mi mirada a la puerta, y camine hacia ella. La abrí—Hola Anakin— saludé con una sonrisa, colocando el sable; ya apagando,detrás de mi.