8. Si, acepto

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La mañana siguiente, Rubén despierta por el sonido de su teléfono. — Diga — dice con voz rasposa y los ojos cerrados.

— Rubén Doblas, no te estás levantando recién ¿o si? Me cancelaste ayer, hoy tienes que terminar con mi junta. No pienso aplazarla más.

— Lo siento pero tendrás que aplazarla una o dos horas mientras llego. — se frota los ojos y en ese momento siente el dolor en su cuello y espalda, también se golpea con el volante mientras intenta estirarse — mierda — susurra.

— El cementerio no está tan lejos — no tiene que verlo para saber que está tocando el puente de su nariz para evitar la frustración.

— No estoy con Alexis — responde rápido — pero pasaré a verlo después de que me cambie así que aplaza esa reunión dos horas o no llegaré. — cuelga el teléfono a penas termina de hablar y se ríe un poco.

Molestar a Willy es de las pocas cosas que aún logra hacer para divertirse.

Baja de la camioneta después de escribir una nota para Alex que dice: "Buenos días, tuve que ir al trabajo rápidamente pero llámame si quieres irte y vendré por ti de inmediato".

La noche anterior decidió dormir afuera en la camioneta para que Alex pudiera pensar mejor sin estar pendiente de su presencia así que ahora, mientras camina hacia la entrada, nota que le duele todo el cuerpo. Abre con sus propias llaves y entra en silencio. Planea dejar la nota en el refrigerador y las llaves en la barra pero cuando entra a la sala y ve que Alex está durmiendo en el sofá más grande, cambia su rumbo.

Suelta un suspiro lleno de la tranquilidad que siente cada vez que lo ve y camina hasta el armario para sacar una frazada y ponerla sobre el con delicadeza. Entonces deja la nota en la mesita de centro, junto a las llaves.

Sale de la misma manera en la que entró y luego sube a la camioneta, la arranca esperando que Alex no se despierte, incluso espera unos segundos en caso de que salga pero no lo hace así que conduce hasta su departamento, una hora después se encuentra ahí preparándose para la reunión de su amigo más molesto.

Aunque claro, antes pasa por la florería de siempre, compra un ramo de peonias y amarantos y se dirige al cementerio.

— Hola cariño, te traje flores — sonríe nostálgico — sigue siendo tan extraño como la primera vez no escuchar tu regaño — se inclina para reemplazar las viejas y acomodar las nuevas — cambiando de tema, creo que sabes porque vine. Espero no estés en desacuerdo con lo que estoy haciendo, mi única intención es tenerte cerca de alguna forma y ayudar a tu familia, aunque tú no supieras de su existencia — rasca la cicatriz en su ceja como un acto de nerviosismo.

Habla diez minutos más con la lápida de Alexis y promete volver pronto. Entonces se va para llegar a tiempo a la junta de Willy.

Finalmente pueden mostrarle las cosas que faltaron el día anterior como las estadísticas y los diseños. La pieza principal de la colección es modelada por Samuel y una vez termina dejan que Rubius de sus opiniones.

— Me gustan sus avances y claramente no tengo ninguna queja respecto a la colección de otoño. Solo quiero saber una cosa. — El rubio mira directamente a Willy. — ¿Cuando empiezan a trabajar con la colección de invierno?

El albino aprieta los puños y ríe amargamente pero no se atreve a decir más. Dos veces al año, Rubén se involucra más de lo normal en su trabajo. Eso es en verano y en invierno. En verano porque se cumple el aniversario de la partida de Alexis, en invierno porque es su cumpleaños. Esto porque esa rama de su empresa fue creada exclusivamente para él.

— Ya estamos trabajando y tenemos algunos bocetos, trabajaremos más en ello cuando termine la promoción y lancemos esta colección.

— Bien — dice Rubén, su teléfono suena en ese momento — terminemos esta reunión. — se pone de pie y responde mientras sale, dejando que quien sea que esté tras de él, se quede ahí. — Hola Alex, lamento haberte dejado ahí por la mañana, tenía trabajo. Espero hayas podido ver mi nota.

— La vi — dice el omega, su voz adormilada hace que su corazón casi colapse por lo que se queda quieto. Suena exactamente igual que Alexis — en realidad, llamaba para ver si podrías traerme comida, aquí no hay muchas cosas y muero por un sandwich de pollo.

— Te lo llevaré entonces ¿algo más?

— No, solo apúrate, por favor. — Rubén asiente antes de responder verbalmente. Se despide de Willy con una sonrisa casi burlona lo que provoca que su amigo quiera matarlo.

Se intercepta con Samuel en el camino. — pensé que seguías en la sala de reuniones — le dice. Sam le da una suave sonrisa.

— Salí por un café, las juntas me dan ansiedad.

Rubén asiente — escucha, hace unos días trajiste un sándwich de pollo para mi ¿me puedes decir dónde lo compraste? — lo ve abrir la boca pero rápidamente lo interrumpe — se que no lo preparaste así que por favor no me mientas.

Con mejillas sonrojadas, el omega le da el lugar exacto y Rubén "vuela" hasta el para comprar el pedido de Alex. En el camino también le compra un cambio de ropa y algunos productos como shampoo o cosas que pueda ocupar para bañarse.

Al llegar a la casa se encuentra con Alex esperándolo en la puerta. El omega se ofrece a ayudarle a bajar las bolsas pero el se niega rotundamente. — Tu sandwich debe seguir tibio, prefiero que lo comas antes de que se enfríe.

Alex no insiste mucho porque tiene hambre así que se apresura a cargar la bolsa de comida y se dirige a la cocina. Toma el pequeño contenedor con la etiqueta de lo que pidió y se sienta en la barra, espera algunos minutos hasta que Rubén entra — vi que trajiste más comida, siéntate y come conmigo — ve los ojos del alfa brillar lo que le causa cierta ternura pero también gracia así que tiene que evitar reír para no avergonzarlo.

Ambos comen en silencio, cuando terminan, Rubén le explica el porqué del contenido del resto de bolsas. El omega no tarda mucho en ir hasta el baño para poder bañarse y mientras lo hace, piensa en lo que le dirá al alfa.

Cuando regresa a la sala lo encuentra hablando por teléfono, supone que es una llamada de trabajo por su rostro tan serio, toma asiento en el sofá más grande y lo observa mientras aún habla.

— Lo siento — dice Rubius apenado — algunas cosas de trabajo de las que no me hice cargo antes de venir necesitaban mi atención.

— No te preocupes, ¿todo está bien ahora? — Alex acomoda los pies sobre el sofá.

— Lo estará por las próximas dos horas — Rubén suspira y el silencio los invade, no es incómodo pues saben que nace de lo poco que se conocen y no es el momento para conocerse más.

El alfa está por preguntarle al pelinegro si quiere irse cuando este habla. — He estado pensando mucho en tu propuesta — Rubén se endereza en su lugar y le presta toda su atención — voy a aceptarla. No conozco a nadie aquí y tú no has sido más que amable conmigo, nos conocimos de una manera extraña pero desde nuestro segundo encuentro no has hecho más que protegerme. Quiero que mi bebé nazca en ese entorno, que se sienta tan protegido como pueda.

Alex suspira, si piensa en su pasado, claro que le gustaría no tener esa conversación h que su única preocupación fuera ser atendido por Luzu, pero ahora... Está parece ser la opción correcta.

— Haré lo que sea que me pidas Alex, todo lo que esté en mis manos para que estés cómodo. — El omega escucho con paciencia todo lo que Rubius tuvo por decirle, llegó el momento que incluso se acostó con la cabeza recargada en sus piernas, y dejó que el otro le acariciara el cabello, al principio fue raro pero después de unos minutos se sintió bien.

TrouvailleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora