Samuel camina detrás de Willy sin decir nada, entonces llegan a la oficina de Rubén donde él albino se sienta en la silla del CEO y sube los pies al escritorio. — Que cómodo es estar aquí — dice después de un suspiro lleno de la relajación que quiere tener. — Con razón se la pasa aquí aplazando juntas. — le da un vistazo a él omega frente a él, y lo encuentra a punto de externar sus pensamientos.
— ¿Por qué tiene que irse de esa manera siempre? Casi pareciera que...
— ¿Qué? — le interrumpe Willy poniéndose recto — ¿qué Alexis está aquí?
Samuel mira hacia otro lado mientras sonríe pero Guillermo no necesita mirarlo directamente para saber que es una sonrisa nostálgica. —¿Puedes culparme? Solo actuaba así cuando lo tenía cerca.
— Para Rubén no hay prioridad más grande que él, incluso ahora. Ya deberías saberlo — en su lengua se enreda un "tu mejor que nadie".
El omega suspira, puede sentir su frustración en su exhalación pero cuando se sienta frente a él se ve tan sereno como siempre.
— Deberías dejar de intentarlo Veg. Es imposible lograr algo con él.
— ¿Crees que no lo sé? — su voz está tan cargada de dolor que le duelen las muelas.
— El se estancó ahí, no va a avanzar, ni ahora ni en diez años. Todo lo que existe a su alrededor, incluyéndonos no es más que un eufemismo que le impide estar con su ser amado. La única persona a la que Rubén Doblas va a amar puramente.
— Lo sé, Willy, cada vez que me ves me dices exactamente lo mismo.
— Y cada vez respondes que aún así no pierdes nada intentando, pero si pierdes. Estás entregándole tu juventud y tu tiempo a alguien que no te devuelve ni siquiera la mirada — da un suspiro y se pone de pie. Pone las manos en sus hombros y los acaricia con delicadeza — deberías mirar afuera ¿cuántos alfas no amarían a un omega tan hermoso como tú?
Claro que esto que decía Guillermo no era solo al azar, el daría lo que fuera para que Samuel notara a las personas a su alrededor, a él por ejemplo.
Su amor por él no es algo nuevo, comenzó cuando solo tenía diez años y ha persistido por trece años más.
Lo conoció en la primaria, cuando Alexis y Rubén pasaban tanto tiempo juntos que se olvidaban de su existencia. Fue durante un recreo. Él parecía el chico nuevo perdido y él solo quería alejarse de sus amigos que entre susurros y besos castos profesaban su amor con manos entrelazadas.
Así que lo saludo, se presentó, le dijo el grupo en el que estaba y le ofreció su ayuda.
Samuel siempre fue alguien serio y callado así que esa cara de pocos amigos casi lo asusta, más se mantuvo firme. Se acercó a él la cantidad de veces suficiente para que el omega comenzará a anticipar su llegada.
Fue una semana después que finalmente se dignó a hablarle de regreso y presentarse con él, entonces comenzaron a compartir la hora del almuerzo.
Tal vez su único error fue querer presentarlo con sus amigos, Samuel mostró un interés por Rubén después de la muerte de Alexis pero cuando recuerda el momento en el que los presentó, puede asegurar que ese brillo en sus ojos que se crea cuando lo ve lo tenía desde entonces.
— Ninguno es Rubén — Samuel se aparta de su agarre y el solo puede suspirar. Mete las manos a su abrigo y se mantiene en su lugar en silencio.
Le resulta irónico que el mismo consejo que le está dando a él, no lo pueda tomar el mismo.
Suelta una risita — debí haber anticipado esa respuesta — dice con amargura y cansancio. ¿Cuánto tiempo más podrá esconder sus sentimientos? ¿Cuánto tiempo más decidirá Samuel ignorarlos?
Camina hacia la puerta lentamente y después de mover su cabeza de un lado al otro para quitarse esa pesadez y calmarse, abre la puerta.
— Iré a comer a mi restaurante favorito, tengo reservación en una hora, se supone que iría con Rubén pero quién sabe dónde diablos se metió ¿te gustaría ir conmigo?
El omega de cabellos azabaches limpia sus lágrimas antes de dedicarle una pequeña sonrisa, esa por la que se desvive cuál caminante en medio del desierto gracias a una alucinación de oasis o cuál marinero ansioso de llegar a tierra firme. Es la sonrisa más esperanzadora para él.
— Tu restaurante favorito es el mismo que el mío, claro que quiero ir. — entonces regresa en sus pasos y le ayuda a ponerse el abrigo.
— ¿Nos vamos ya? — le tiende su brazo para que se tome de él. Samuel asiente aún con esa pequeña sonrisa.
— Gracias Willy.
— No hay porque agradecer, Sam.
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Trouvaille
FanficUna serie de hallazgos afortunados: algo encantador descubierto por casualidad. Rubén encuentra aquello que había dado por perdido de una manera inesperada, Alex descubre tantos engaños que solo piensa en huir. Au rubckity omegaverse