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El jueves al salir de clases, Nathan le sugirió a Kevin ir a su hogar a completar el trabajo en parejas de Biología y de paso le invitó a cenar. El pelirrojo aceptó y se marchó con el pelimenta.

Fueron en la motocicleta de Kevin, puesto que el auto de Nath estaba en el taller. Al llegar a la amplia residencia que se ubica en los límites de la ciudad, Nathan llamó y le avisó a los guardias que entraría en una motocicleta junto con Kevin.

Las grandes rejas negras se abrieron y los pecosos entraron, el pelirrojo estacionó su vehículo y siguió a Nath. Saludaron a los guardias y empleados, subieron a la habitación del unigénito Goldberg.

—Hogar dulce hogar— canturreo Nathan y se echó sobre su amplia cama.

Kevin dejó su mochila junto a la puerta y se sentó a la par de Nath.

—¿Crees que Eddy puede ser mi admirador secreto?— soltó de golpe el de cabellos turquesas, con su mirada fija en el techo blanco.

El pelirrojo emitió un sonido de sorpresa y luego un "Mmhn ...".

—¿Eso es un "tal vez", no? ¿Por qué? ¿Has visto o escuchado algo?— el joven Goldberg se sentó rápidamente y tomó el brazo de su mejor amigo para luego mirarle fijamente a los ojos con una expresión de tristeza.

El contrario desvío la mirada después de cuatro segundos y negó. —No es nada certero, tan solo es que hoy trabaje con Eddy y su letra era similar a la de tus cartas. En especial la "E" ... — confesó lentamente y volvió a dirigir su vista a Nath, este se mantenía inmóvil.

—Comprendo ... — suspiró. —Es que no me gustaría volver a sentirme atraído por ese papucho, digo patucho— Nathan cubrió su rostro y ahogó un grito. —¡Uy, no! No quería decir eso ... Aaah— volvió a echarse sobre su colchón, solo que ahora con las mejillas rosadas y escuchó cómo Kevin trató de ahogar un par de risas.

—El que tiene hambre en pan piensa— comentó el miope con una pequeña sonrisita.

—Pues con ese enano me quedaría con hambre— pensó en voz alta el otro y ambos estallaron en risas. — Además tendría que inclinarme para darle un besito. Pasaría con dolor de espalda— añadió.

—Y él con dolor de pantorrilla por ponerse de puntillas— le siguió Kev.

—Y no saldríamos por mucho tiempo por qué yo me iré a Inglaterra a la Universidad— continuó Nathan y su risa fue desvaneciendose al igual que su sonrisa. Se giró sobre su lado izquierdo y se quedó con la mirada perdida mientras se preguntaba miles de cosas a si mismo.

Cuando el silencio reinó en la habitación, Kevin se recostó frente a Nathan.

—Hey, aún no descubrimos si Eddy es tu supuesto Romeo. Hay posibilidades de que él lo sea, tal y como hay posibilidades de que él no lo sea— dijo con una voz tranquila y le brindó una sutil sonrisa a su gran amigo. — Sé lo mucho que te gustó hace años y lo mucho que te dolió su repentina lejanía en ese entonces, pero pudiste seguir adelante sin obtener una respuesta verbal por parte de Eddy y con el tiempo hasta aprendiste a defenderse de las burlas de él con mejores respuestas sarcásticas. No te abrumes tanto, ¿si?— expresó con sumo cariño y acarició los cabellos de su mejor amigo al ver como los ojos de este comenzaron a cristalizarse.

—Sí-Sí, tienes mu-mucha razón— asintió con una voz quebradiza y cerró con fuerza sus párpados antes de limpiar las pequeñas lágrimas que se le escaparon. —Muchas gracias, Kev. Eres el mejor amigo que he tenido— esbozó una gran sonrisa y extendió su brazo libre para abrazar al pelirrojo por los hombros.

Las pocas veces en las que Kevin solía extenderse hablando lo hacía desde el fondo de su corazón. Y eso era algo que solo los más cercanos sabían y tenían el honor de presenciar.

꧁ 𝙴𝚗𝚛𝚎𝚍𝚊𝚍𝚘𝚜 ꧂ •[ 𝐑𝐞𝐯! 𝐊𝐞𝐯𝐞𝐝𝐝 ]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora