La cafetería “Sweetly” se llenaba de jóvenes y adultos que salían en busca de un postre que les regrese las ganas de vivir, en especial los viernes.
Aquel lugar se convirtió en la meta de dos dúos, unos salieron directo a este y ya disfrutaban de sus malteadas mientras que el otro par estaban a punto de llegar: Eddy y Lee.
Salieron más tarde del instituto debido a que May quería avisarle que hoy volvía su padre, por ende debía estar en casa temprano y de paso aprovecho para pedirle una tartaleta de alcachofa. El líder de los Eds no se quejó y aprovechó para llamar a Doble D.
“No quiero seguir con la estafa … ”
Colgó tan pronto como acabó aquella frase. De inmediato recibió seis mensajes de Eddward, preguntándole el por qué o si estaba drogándose … Skipper tan solo le respondió con un “Te explicaré en persona”.
En el pequeño transcurso hasta el establecimiento Eddy sentía que estaba siendo exorcizado antes las canciones chillonas y empalagosas de Lee, misma que leía el periódico local e iba encerrando con un marcador rojo cada aviso-anuncio de empleado de medio tiempo para Eddy con el propósito de obtener dinero e “invitar” a salir formalmente al joven Goldberg.
Además de buscar la forma de cubrir su lado de la apuesta, una apuesta es una apuesta, gane o pierda, cumplirá con su parte. Lo difícil era por el lado de la estafa, si bien adora estafar y nunca retrocedió al comenzar con una brillante estafa, esta se le estaba saliendo de las manos o mejor dicho del corazón.
—Dudo que Nathan te rechace.
La suave voz de la pelirroja le hizo dispersar sus pensamientos.
—Yo no lo dudo, yo sé que lo hará— contestó Eddy sin ánimo alguno.
—Yo sé que ambos se gustan y es mutuo— insistió con ánimo y una sonrisa forzada.
—Eso no basta, Lee …
—¿Qué les falta entonces? ¿Una disculpa verbal y formal?— jadeó con coraje y se encogió de hombros, fijando su vista en el conductor.
—Mmhn, no estaría mal. Si es que desea creerme, no tiene razones para confiar en mí …
—Ese es el problema, tú eres el problema— escupió y rodó sus ojos. Abrió su boca al ver lo llena que estaba la cafetería. —Mira eso, veré si todavía hay algún lugar libre, me adelantaré— avisó sin más, ya que se bajó del vehículo y corrió hacía el establecimiento.
El joven McGree ni se inmutó, se dedicó a estacionar su auto mientras seguía analizando su situación actual.
Se supone que hoy tenía que poner la cuarta carta en el casillero de Nathan, pero cada vez que intentaba meter el sobre sin que nadie le viera alguien lo interrumpía, incluso el mismísimo Nathan apareció en la última hora de clases para sacar una carpeta.
Eddy pensó en desistir ante la idea de exponerlo y conseguir más dinero, él sabía muy bien que todo esto no era correcto desde el principio y no le importaba. Nunca le habían importado los sentimientos de los demás, pero a pesar de que Nathan ya no era alguien de su círculo cercano desde hace un par de años, ese pecoso de cabello verdoso y ojitos dorados, jamás pasó a ser parte del resto para el joven McGree.
Metió sus llaves en su bolsillo del pantalón y escondió sus manos en los bolsillos de su abrigo. Miró con fastidio las mesas y barras llenas de clientes, capaz y ya no había sitio.
Al cruzar por la puerta buscó a la pelirroja de pecas, misma que estaba al fondo del local y agitaba energéticamente su mano, Eddy sonrió levemente y agradeció por la mesa “libre” mientras se acercaba notó que Lee estaba charlando y no sola.

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꧁ 𝙴𝚗𝚛𝚎𝚍𝚊𝚍𝚘𝚜 ꧂ •[ 𝐑𝐞𝐯! 𝐊𝐞𝐯𝐞𝐝𝐝 ]•
Fiksi PenggemarLa típica broma de enamorar a una persona y después humillarla o conseguir algo a cambio; es una artimaña usada desde tiempos inéditos. Sin embargo; en la mayoría de ocasiones ocurre algo que hace cambiar los sentimientos de aquellos que llevan a c...