2. El camino.

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Fueron invitados una temporada, donde se enteró de algunas cosas importantes, como que el hermano mayor de Phillip había muerto sin esposa y tampoco sin hijos; como que, si no había un heredero, los Crane perderían todas sus posesiones, sus títulos y todo lo que les pertenece. Necesitaban asegurar su patrimonio, Thomas Crane era viejo, un heredero era la única opción para no perderlo todo.

Eloise había aceptado aquel enlace, Phillip tuvo razón cuando dijo que uno tenía algo que ofrecerle al otro, aquello la convenció, pero lo que no terminaba de convencerla, era la misteriosa personalidad del que estaría a punto de ser su esposo, con el que había hablado solo una vez, y que solo lo veía de vez en cuando, con muchos documentos en sus manos, dando órdenes por toda la casa, cuando se topaban, se limitaba a hacer una reverencia y desearle un buen día.

No había más, no hubo más charlas, ni cortejo, solo un buenos días de vez en cuando.



Phillip la evitaba, pero moría por hacerle muchas preguntas, y se limitaba a callar, sabiendo que las preguntas que tenía en la cabeza, no harían nada más que hacerla sentir mal. Pero si se convertía en su esposa, sabía que tarde o temprano tendrían que hablar de ciertas cosas, como el padre del niño que crecía en su vientre, por ejemplo. Edmund Bridgerton le había contado que él mismo había arreglado el enlace para su hija, ya que después de algunas temporadas sociales en Londres, la chica no hacía más que negarse al matrimonio, hasta que su padre la convenció de hacerlo. Aquello fue la ruina para Eloise, pues la dejaron embarazada y sola. De lo demás, no tenía ni idea.



Eloise por su lado, habría tenido una charla con lady Crane, le contó sobre las esposas de Phillip y sobre cómo ambos enlaces se disolvieron a falta de descendencia, atribuyendo toda la culpa a Phillip y su incapacidad de sembrar un vientre con su semilla. Terminando en la misma situación que Phillip: con más preguntas que respuestas,







Una mañana lluviosa, llamaron a la puerta de Eloise, era una de las doncellas que se le había asignado. Entró y le hizo de conocimiento que Phillip deseaba cenar con ella aquella noche. Ella aceptaría la invitación, y para cuando el sol se había ocultado, estaba más que lista.

Phillip estaba de pie, mirando el lago que era iluminado tan solo por la luz de la luna, había una mesa con velas y una amplia variedad de platillos listos para ser comidos. No había sirvientes ni músicos, ni nadie que pudiera atestiguar que aquel encuentro se hubiera dado. Solo ellos dos, el lago y las velas

Se acercó de inmediato, retirando la silla para que ella pudiera sentarse. Ella se acomodó en un lado de la mesa, miró todos los platillos y las náuseas comenzaron a formar una sensación desagradable en su garganta.

Phillip lo notó de inmediato.

—¿Está bien? —le preguntó.

Eloise negó con la cabeza.

—Las náuseas —dijo con dificultad—. La comida.

—Sí, lo siento.

La tomó del brazo y le ayudó a levantarse. Se alejaron de la mesa, cerca del lago donde ella pudo llenar sus pulmones con aire más limpio y respiró hondo sin soltar el brazo de Phillip.

Él solo la miró, preocupado.

—¿Mejor? —le preguntó.

Eloise no pudo responder cuando el contenido de su estómago ya estaba vaciándose. Phillip la sujetó fuerte y acarició su espalda. Ella lo sujetaba con fuerza, sus piernas temblaban del esfuerzo y se sentía a punto de caer al suelo, pero él nunca la soltó.

ESE LUGAR TUYO || PHILLIP & ELOISE || PHILOISEWEEK2024 || BRIDGERTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora