7. La retirada.

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Esa noche se cometió un crimen. Un crimen por amor a pesar de haber sido un pecado. 

Edmund Bridgerton tenía hombres en las costas, hombres que tenían una tarea muy sencilla: encontrar a Theo Sharpe.

Se sabía entre los costeros que aquel hombre había escapado con la fortuna que se le otorgó luego de casarse con la hija de un vizconde, y no de cualquier vizconde, sino uno de los hombres adinerados más cercanos a la corona de Inglaterra. Después se habría ido con varias amantes muy lejos, a América quizás, fingiendo su muerte, mancillado a una niña de alta cuna y haberla dejado encinta, sola y a su suerte.


Dos años después, se supo que regresó y que estaba buscando información sobre Eloise Bridgerton.

Ella por supuesto, estaba lejos de Inglaterra, ya estaba casada y faltaba poco para que su segundo hijo con Phillip Crane llegara al mundo. Pero había rumores, y los rumores comenzaron a dar forma.

Rumores que llegaron a oídos de Edmund Bridgerton, sobre el esposo milagrosamente aparecido, que había llegado para reclamar a su esposa e hijos.

Porque eran legítimos.

Edmund lanzó la botella de vino y aterrizó en la pared, haciéndose añicos.

—¿Dónde lo vieron?

—En Bath, milord.

—¿Qué fue lo que dijo?

—Que ha llegado para reclamar lo que le han quitado y lo que es suyo.

Edmund recordaba el rostro de Eloise de hacía unos años, lo recordaba demacrado y llenó de tristeza. Su padre se aseguraría de que no le faltaría nada ni a ella ni a su hijo que venía en camino, pero la veía infeliz y se le ocurrió que casarla de nuevo sería una buena opción; luego conoció a Thomas Crane, de quién se sabía buscaba una esposa para su hijo, una mujer quien hubiera probado su fertilidad.

Edmund quería conocer al hijo de Thomas, ya que no estaba dispuesto a cometer el mismo error con la que bien podría decirse, era su hija favorita. Luego conoció a Phillip en una cena de negocios, y se dio cuenta que se trataba de un hombre joven, apuesto, callado y con una personalidad peculiar, le gustaba saber cosas, justo como a su hija Eloise.

Se arriesgó y habló con Thomas, ambos hicieron un trato y sus hijos se casarían, si es que Eloise lo deseaba.

A Thomas le pareció maravilloso que Eloise se encontrara encinta, y como lo planearon, siempre se afirmó que el padre biológico de ese bebé era el mismo Phillip.






Edmund estaba seguro de haber cometido un error cuando llegó aquella carta de Eloise pidiéndole regresar a Inglaterra cuando tenía poco de casada, la tristeza de su hija lo destrozaba. Pero la muerte de Thomas Crane fue lo mejor que pudo pasar, porque Phillip pudo enfocarse en Eloise y lograron establecer un vínculo de verdad.

Se sintió feliz cuando unos años después, anunciaron que Eloise se encontraba encinta de nuevo.

Edmund estaba feliz porque Eloise estaba feliz.

Desafortunado fue que, unos meses después llegaría a sus oídos de nuevo el nombre de Theo Sharpe, y no deseó más que arrancarle la cabeza con sus propias manos.




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