RESCATE

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— ¿En dónde está? —formulé, entrando a la choza de Alana con la mejor cara que pude mostrar.

Me contempló aturdida, sin saber a ciencia cierta qué cuento me cargaba entre manos.

En cuanto me abrió la puerta me dejé ir, registrando cada rincón de la casa como si me perteneciera.

La recamara que Caeli compartía con Kira, la de Liam, la de Alana..., pero nada. No había un rastro reciente de Caeli por ningún lado, más que el olor casi indetectable de su presencia unas horas atrás.

— ¡Mierda! —Exclamé entre dientes, apretando con mis dedos el cabello en los laterales de mi cabeza, soportando el impulso de arrancármelo de raíz.

Caminé de un lado a otro en la pequeña salita como un energúmeno.

— ¡Por Lugh! ¿Pero a ti qué te pasa, muchacho? Estás tan cabreado que hasta parece que fue otro el que estuvo a casi nada de partir al mundo de los muertos.

— ¡Pasa que...! — Comencé, vociferante, pero recapacitando rápidamente. Alana no tenía la culpa de los errores de Caeli. El único culpable era yo, por haber confiado en ella. Por creer que el pasado, atrás se había quedado. Por no haberle hablado claro a Eve con respecto a la chica con la que había compartido antes de su llegada a la reserva y, con ello haberle negado la oportunidad de cuidarse las espaldas — Lo siento, Alana —convine, disculpándome, porque sus ojitos verdes se nublaron ante mi tono granuja —. Necesito saber en dónde se halla tu hija.

Parpadeó.

— ¿Se trata de Eve? ¿Irán a salvarla?

Mi pecho se llenó del oxígeno inhalado. Se enteraría de todos modos, pero no quería ser yo quien se lo contara. No era el momento. Ya se enteraría con el resto.

Mentí.

— Sí. Mi padre está con el resto de la manada en el claro, preparándolo todo para salir a territorio Desmodus antes del anochecer.

Sonrió y mi corazón se hizo un ovillo.

— Ella, Kira y Liam salieron a cazar. No creo que tarden mucho —me aseguró, pero ya hacía pies en polvorosa antes de que ella pudiese concluir.

Salí de la casa y me reuní con el resto. Papá ya había puesto a los Beta al tanto del plan de Rhydian, así que solo faltaban Liam y Kira, quienes ante todo seguían siendo unos Lycan independientemente del destino que a Caeli le esperara.

Debieron ver las caras de su madre, de Kira y de Liam al enterarse. No sabían qué creer.

A penas volver, Caeli soltó la presa que cargaba a cuestas y, al percatarse de la presencia de nuestro nuevo aleado, con ojos desorbitados se le fue encima, gritando como posesa.

Decía que lo mataría y de no haberla contenido, seguramente lo habría logrado.

Su puesta en escena fue perfectamente interpretada. Su papel de víctima le vino como anillo al dedo, pero la verdad flotaba en la atmósfera y no tardó en aceptarla al notar que entre todas las almas reunidas en aquel sitio, la única que le creía cada mentira era su madre. Porque, hasta Liam y Kira, aunque les partía el corazón reconocer los hechos, sabían que su deber y lealtad era para con la verdadera víctima, que precisamente esa noche se convertiría en su Alfa.

— Creí que eras diferente —declaré, dolido por tener que presenciar cómo dos betas centinelas le apretaban los brazos, dispuestos a acatar la orden de mi padre de llevarla a las celdas para Desmodus.

— No. Lo que creíste fue que olvidaría y te dejaría vivir tu estúpido amor como si nada — Soltó una carcajada desquiciada que resonó alto, haciendo eco en la profundidad del bosque. Una carcajada que me heló la piel —. Pero no, Killian. Debí actuar más rápido. De haberlo hecho Eve ya estaría muerta.

"LYCAN"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora