El clima electoral había alcanzado su punto álgido. A pesar de la presión y las miradas constantes, Claudia y Xóchitl encontraron momentos de paz y amor que les recordaban por qué estaban juntas.
Después de una intensa semana de debates y eventos públicos, se encontraron en el apartamento de Xóchitl, buscando refugio en la intimidad que habían recuperado.
Esa noche, el apartamento estaba iluminado tenuemente por la luz de la luna que se filtraba a través de las cortinas. Ambas mujeres estaban sentadas en el sofá, el agotamiento reflejado en sus rostros, pero también una chispa de amor que nunca se había apagado.
Claudia: "¿Te acuerdas de la primera vez que estuvimos aquí juntas? Todo era tan incierto entonces."
Xóchitl sonrió, tomando la mano de Claudia. "Sí, lo recuerdo. Pero también recuerdo cómo a pesar de todo, sabíamos que valía la pena intentarlo."
Claudia se inclinó y besó suavemente los labios de Xóchitl. "Cada día contigo ha sido una prueba, pero también una bendición. No puedo imaginar mi vida sin ti."
Xóchitl: "Yo tampoco, Claudia. Hemos pasado por tanto, pero siempre encontramos el camino de vuelta la una a la otra."
El beso se profundizó, lleno de deseo y amor reprimido. Las manos de Claudia comenzaron a recorrer el cuerpo de Xóchitl con familiaridad y pasión. Sin romper el beso, Xóchitl se levantó, llevando a Claudia hacia el dormitorio.
El dormitorio estaba decorado con sencillez, pero en ese momento, se sentía como el lugar más perfecto del mundo. Claudia miró a Xóchitl a los ojos mientras la ayudaba a desvestirse lentamente, disfrutando de cada segundo, de cada caricia.
Claudia: "Eres tan hermosa, Xóchitl. Nunca dejes que nadie te haga sentir lo contrario."
Xóchitl: "Solo tú me haces sentir así, Claudia. Completa y amada."
Se tumbaron en la cama, el deseo transformándose en un acto de amor profundo. Los besos se volvieron más urgentes, y sus cuerpos se encontraron en una danza que habían perfeccionado a lo largo de su relación. Claudia tomó el control, sus manos y labios explorando cada rincón del cuerpo de Xóchitl, arrancándole suspiros y gemidos de placer.
Claudia: "Te amo tanto, Xóchitl. Nunca dejaré que nadie nos separe de nuevo."
Xóchitl, entrelazando sus dedos en el cabello de Claudia, susurró: "Hazme tuya, Claudia. Quiero sentirte completamente."
La pasión se intensificó, y el mundo exterior desapareció. Claudia se movía con firmeza y ternura, guiada por los gemidos de Xóchitl, disfrutando de cada momento de intimidad compartida.
Xóchitl: "Eres todo para mí, Claudia. No quiero perderte nunca."
Claudia: "Y nunca lo harás, amor. Siempre estaré aquí para ti."
Con movimientos sincronizados, se llevaron al borde del éxtasis, sus cuerpos y almas entrelazadas en una unión perfecta. La pasión y el amor culminaron en un clímax que las dejó sin aliento, aferradas la una a la otra mientras recuperaban el aliento.
Después, se acurrucaron juntas bajo las sábanas, sus cuerpos aún temblando por la intensidad de su amor. Claudia acarició suavemente el cabello de Xóchitl, besando su frente.
Claudia: "Prométeme que siempre lucharemos por esto, por nosotras."
Xóchitl: "Lo prometo, Claudia. Siempre. Porque lo que tenemos es único y vale cada lucha."
Esa noche, mientras dormían abrazadas, supieron que, sin importar los desafíos que enfrentaran, su amor era lo suficientemente fuerte para superarlos todos. El futuro seguía siendo incierto, pero estaban dispuestas a enfrentarlo juntas, como siempre lo habían hecho.
Vvs tuvo que pasar 9 capitulos para que me animará a escribir este cap una disculpa no estoy acostumbrada a escribir este tipo de escenas :)