La mañana siguiente, Claudia y Xóchitl despertaron enredadas entre las sábanas, el sol de la mañana iluminando sus rostros. Había una calma en el aire, una sensación de renovación después de la intensa noche que habían compartido.
Claudia: "Buenos días, hermosa."
Xóchitl sonrió, acariciando la mejilla de Claudia. "Buenos días. Anoche fue... increíble."
Claudia: "Lo fue. Y no quiero que esto termine."
Xóchitl: "Tampoco yo, Claudia. Pero sabes que no será fácil."
Claudia suspiró, asintiendo. "Lo sé. Pero estoy dispuesta a luchar por nosotras."
Después de un desayuno tranquilo, Claudia y Xóchitl se prepararon para otro día de campaña. El peso de sus responsabilidades volvía a caer sobre sus hombros, pero ahora se sentían más fuertes, más unidas.
Días después, durante un evento público, Claudia se encontró pensando en las palabras de Xóchitl, en su promesa de luchar juntas. La presión de la campaña seguía siendo intensa, pero la conexión con Xóchitl le daba fuerzas. Mientras daba un discurso apasionado, sus ojos se encontraron con los de Xóchitl en la multitud, y por un momento, todo lo demás desapareció.
A pesar de sus compromisos públicos y las exigencias de sus carreras políticas, Claudia y Xóchitl encontraban momentos para escaparse y estar juntas. Fueron días llenos de complicidad y amor, pero también de tensión y miedo a ser descubiertas
Una noche, después de un largo día de campaña, se encontraron en el apartamento de Xóchitl.
Xóchitl: "Claudia, he estado pensando... ¿y si hacemos pública nuestra relación?"
Claudia: "¿Estás segura? Sabes lo que eso significaría. Nos expondremos a un nivel que podría afectar nuestras carreras."
Xóchitl: "Sí, lo sé. Pero también estoy cansada de escondernos. No quiero seguir viviendo así, con miedo."
Claudia tomó las manos de Xóchitl, mirándola a los ojos. "Yo también estoy cansada, pero debemos ser estratégicas. Tal vez hay una forma de hacerlo sin que destruya todo lo que hemos construido."
Xóchitl: "Entonces, encontremos esa forma. Porque no quiero perderte, Claudia. No otra vez."
Las semanas pasaron y la fecha de las elecciones se acercaba. Claudia y Xóchitl trabajaban incansablemente, no solo por sus campañas, sino también por encontrar una manera de estar juntas sin sacrificar sus sueños. Durante un evento en un parque, Xóchitl se acercó a Claudia, quien estaba hablando con algunos seguidores.
Xóchitl: "Claudia, necesito hablar contigo. Es urgente."
Claudia se excusó y se dirigieron a un rincón apartado. "¿Qué sucede?"
Xóchitl: "He tomado una decisión. Si ganamos, quiero que sepas que estaré a tu lado, pase lo que pase. Pero si perdemos, quiero que nos tomemos un tiempo para nosotras, para construir una vida juntas."
Claudia: "Xóchitl, eso suena perfecto. Pero, ¿estás segura?"
Xóchitl: "Sí, Claudia. Estoy segura de una cosa: te amo y no quiero seguir escondiéndome."
El día de las elecciones llegó y, con él, una tensión palpable. Ambas candidatas estaban en el centro de la atención mediática, sus destinos políticos colgando de un hilo. Al final del día, los resultados empezaron a llegar.
El día de las elecciones llegó y, con él, una tensión palpable. Ambas candidatas estaban en el centro de la atención mediática, sus destinos políticos colgando de un hilo. Al final del día, los resultados empezaron a llegar.
En una sala llena de seguidores, cámaras y periodistas, Claudia y Xóchitl se mantenían cerca, sus manos rozándose discretamente. Cuando finalmente se anunciaron los resultados, el país celebró el triunfo de Claudia como la nueva presidenta de México.
Esa noche, en la soledad de su apartamento, Claudia y Xóchitl se abrazaron fuertemente.
Claudia: "Lo hicimos, Xóchitl. Pero esto es solo el comienzo."
Xóchitl: "Lo sé. Estoy lista para enfrentarlo todo contigo."
Claudia: "Y yo contigo. Siempre."
Después de la celebración pública, se encontraron en el apartamento de Claudia, buscando un momento de privacidad lejos del bullicio de la victoria.
Claudia: "Te amo tanto, Xóchitl. Esto no sería posible sin ti."
Xóchitl: "Yo también te amo, Claudia. Hemos superado tanto juntas."
Claudia la miró intensamente, sus manos acariciando suavemente el rostro de Xóchitl. "Quiero hacerte mía esta noche, completamente."
Xóchitl sonrió, sus ojos brillaron con deseo. "Entonces, hazlo."
Sin más palabras, Claudia la besó con una pasión desenfrenada. Sus labios se encontraron en un beso ardiente, lleno de promesas y deseo. Se dirigieron a la habitación, dejando un rastro de ropa en el camino.
Claudia: "Eres todo para mí, Xóchitl. No quiero perderte nunca."
Xóchitl: "Y nunca lo harás, Claudia. Siempre estaré aquí para ti."
Se tumbaron en la cama, el deseo transformándose en un acto de amor profundo. Los besos se volvieron más urgentes, y sus cuerpos se encontraron en una danza que habían perfeccionado a lo largo de su relación. Claudia tomó el control, sus manos y labios explorando cada rincón del cuerpo de Xóchitl, arrancándole suspiros y gemidos de placer.
Claudia: "Te amo tanto, Xóchitl. Nunca dejaré que nadie nos separe de nuevo."
Xóchitl, entrelazando sus dedos en el cabello de Claudia, susurró: "Hazme tuya, Claudia. Quiero sentirte completamente."