“Tengo la teoría de que cuando uno llora, nunca llora por lo que llora, si no por todas cosas que no lloró en su debido momento”—Mario Benedetti”
Harlan
Hombre Lobo
Ya casi es media noche.
Las ramas crujen bajo nuestros pies mientras caminamos por el sendero que nos llevará a la cabaña donde Pryer recibirá su uniforme. El camina en silencio, con la mirada en sus pies y las manos enlazadas en frente, jugando nerviosamente con sus dedos. No ha dicho palabra desde que salimos del edificio central hace media hora, y tampoco nos ha siquiera mirado a los ojos.
Lo unico que ilumina nuestro camino es la luz de la luna, o por lo menos la poca que se cuela por entre las ramas de los árboles que nos rodean. El sendero no es tan estrecho, la verdad, es ancho, por lo que podemos pasar tranquilamente sin estar muy juntos. Gray está al frente, al lado de Caín, yo voy detrás, con Mason a mi izquierda y Pryer a mi derecha.
Doy un suspiro y me dedico a tratar de esconder mis garras, que ya crecieron por la luz de la luna.
“No debiste hablarle así”, “El jefe es peligroso, y lograste ponerlo nervioso, y, aunque para ti de seguro fué un gran logro, para mí es una señal de que te tendrá en la mira desde hoy”, “No debiste”.
Ruedo los ojos con hastío al recordar las palabras de Gray.
Sé que Gray piensa igual que yo, y en su momento estuvo de acuerdo con mis palabras, pero, también sé que no fué buena idea acorralar al jefe de esa forma. Tiene razón. No debí. Pero es que cuando comencé a hablar ya no me podía detener. Aunque bueno, reconozco que no lo intenté.
Suspiro.
Me giro y veo a Mason, tiene un aspecto serio, a pesar de que no viste el uniforme, y al contrario lleva un jeans de color azul claro, con zapatos deportivos blancos, combinados con una franela del mismo color. Su cabello rosa está pasable, al menos no se ven nudos en él. Se cambió, ya que quedaba de paso, nos pudimos detener en su casa un momento. Recuerdo cuando lo conocimos y puedo sonreír verdaderamente.
Era de noche. Estábamos de camino a una reunión cuando un chico completamente alterado y con el uniforme hecho trizas, y quemado en algunas partes, colisionó contra nosotros cuando cruzamos una esquina. Logré estabilizarme porque Caden no dudó en tomarme del codo, sin embargo, ¿Quien sujetaba a Gray?Exacto: nadie. Este perdió completamente el equilibrio, sus brazos dieron vuelta en el aire y se escuchó un grito, segundos después vimos como el chico cayó sobre Gray completamente. Pero eso no fué lo peor ni lo más raro, sino que en un segundo aquel chico volvió a levantarse a la velocidad de un rayo, atrajo a Gray hacia él, levántandolo sin mucho esfuerzo y lo tomó por los hombros, sacudiendolo con fuerza.
—¡Corran que ahí vienen!—gritó antes de tomarlo del brazo y comenzar a correr arrastrándolo con él. Miré a Caden y el me miró, confundidos. Segundos después comenzamos a correr detrás de ellos gritándole que se detuviera, y, segundos más atrás, tres chicos elfos, con caras de querer matar personas nos comenzaron a seguir a todos, lanzando hechizos que nos pasaban por el lado con un sonido semejante a un silbido que nos puso los pelos de punta.
—¿C-cómo te ll-llamas?—vuelvo mi atencion a Pryer con el ceño fruncido, este desvía la mirada de golpe, como si no acabara de jalar mi camiseta para que le prestara atencion. Relajo mi expresión y esbozo una sonrisa tensa.
—Harlan—pronuncio, tranquilo—. Pero puedes decirme Har—le tomo de la barbilla y lo obligo a mirarme a los ojos. Sus ojos son de un verde profundo, con tonos color miel en el centro, y ni hablar del centenar de pecas en todo su rostro. Fuera de la expresión de miedo absoluto de su rostro, se podría decir que es… atractivo—. O no—agrego, riendo bajito.
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Inefable©
Science FictionEn un mundo donde viven humanos y criaturas sobrenaturales, tres amigos, Harlan, Caden y Gray, se encuentran ante un desafío inesperado. Cuando un humano escapa y llega al territorio de los seres sobrenaturales, todo cambia. Secretos que estaban oc...