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𝐉𝐔𝐀𝐍𝐈 𝐂𝐀𝐑𝐔𝐒𝐎
«No sé a donde voy, pero si estás vos, no importa cual sea mi destino porque estoy seguro de que voy a ser feliz»
Nota: Me ayudarían mucho leyendo el final, plis ;)
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EL FRÍO ERA CRUEL con su piel, pero intentaba ignorarlo. Eran justamente las cuatro y cincuenta de la mañana, Juani estaba haciendo fila para un casting de un comercial, había llegado tercero, incluso se había peleado con una señora que llevaba a un niño a hacer el casting solo con la finalidad de conseguir el lugar por el que no había dormido en toda la noche.
A medida que los minutos pasaban se ponía cada vez más ansioso. ¿Y si no lo conseguía? Había miles de personas que querían un papel en el comercial, ahí estaban peleando en la fila, ¿Por qué deberían escogerlo a él?
Intentó ser positivo y confiar en que iba a quedar, necesitaba ese dinero.
—Cariño, te traje un café —la voz de su novia lo sacó de sus pensamientos. De pie frente a él estaba Marlene, su novia desde los dieciséis años, lo miraba con sus grandes ojos que debajo escondían unas ojeras que la hacían parecer un mapache.
Le sonrió en agradecimiento y tomó el café. —Falta poco, cielo, pronto nos vamos —le dijo con una sonrisa intentando ser positivo por el resultado, pero aún así moría de nervios.
Marlene asintió mientras se sentaba en el piso, Juani imitó su acción y la abrazó. —¿Tenés frío? —preguntó.
—Un poco sí —murmuró la chica antes de soltar un bostezo largo.
Inmediatamente Juani se sacó el suéter y lo puso sobre sus hombros, la abrazó intentando darle un poco de calor, ella volvió a sonreírle antes de recostarse sobre su hombro. Juani la miró detalladamente mientras poco a poco Marlene se quedaba dormida, ella no tenía nada que ver con el mundo de la actuación, era una joven universitaria estudiante de último año de administración de empresas que acompañaba a su novio a una audición.
Ella estaba ahí apoyándolo, eso era lo que contaba.
Juani miró al cielo, casi amanecía pero aún podía ver la luna en lo alto. Se rio al recordar cómo la había conocido.
El boliche estaba lleno aquella noche de viernes. Todo su grupo sabía que estaba mal lo que hacían al colarse a un lugar así solo con dieciséis años cuando perfectamente sabían que no eran admitidos menores de dieciocho.
