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𝐉𝐔𝐀𝐍𝐈 𝐂𝐀𝐑𝐔𝐒𝐎
«Creí que eras mejor, pero veo que no eres más que cualquier pendejo de tinder...»
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UNA DE LAS cosas más bellas del arte y las películas es que son capaces de unir amistades aún entre países. O al menos era lo que pensaba Alice después de trabajar de lleno como maquillista principal de dos de los actores de la película La Sociedad de la Nieve... Juani Caruso y Andy Pruss.
Durante el casi año y medio que trabajó en España como maquillista pudo hacer grandes amistades, pero ninguna como la que había entablado con Juani, tal vez habían tenido que ver las horas que pasaba a su lado mientras lo maquillaba, o tal vez que ambos tenían una personalidad tan complementaria. La seriedad y timidez de Alice hacían juego con la extrovertida y ocurrente forma de ser de Juani. Quizá eso la había orillado a desarrollar algunos sentimientos hacia el chico.
Y quizá estaba loca, pero constantemente sentía la mirada del chico sobre ella, comenzaba a notar algunos roces entre sus manos que eran algo extraños.
Así que después de que el rodaje terminara, fue muy difícil para Alice separarse de los chicos, en especial de Juani, pues él se iba a Argentina mientras ella regresaba a México, su país de origen. Pero después de unas cuantas insistencias de parte de los chicos del cast, decidió ir a Argentina a pasar las vacaciones, al mismo tiempo que hacía una audición para quedarse como maquillista en una obra de teatro.
La felicidad en el rostro de Juani se hizo evidente, la invitó a un stream en su casa y de pronto, la cantidad de espectadores se disparó por los cielos. Juani había notado que durante los días, sus visualizaciones estaban bajando, y ver la cantidad de personas lo hizo aún más feliz.
—Qué locura el stream de hoy, ¿no? —preguntó el chico después de apagar mientras se sentaba en el sofá.
—Había un montón de gente, ¿Así se siente ser famoso? —respondió la chica, mirando a Juani con los ojos iluminados.
Él sonrió al verla tan emocionada. —Pero si sos famosa
—¿Qué? —preguntó incrédula, mirando al chico con una sonrisa —, solo soy una maquillista, Juan, mi arte está oculto en tus actuaciones y las de Andy, nadie me ha reconocido por eso, ¿no?
—Tenés un punto —dijo el chico señalándola —¿Querés ir por un café?
Ella asintió, y pasaron todo lo que quedaba de la tarde juntos. Al día siguiente, la maquillista se encontró también con Andy Pruss, otro de sus compañeros y a quien Alice también había sido encargada de maquillar. Había pasado todo el día con él, Andy era un chico muy dulce que le había dado una cálida bienvenida a su país y a su casa también.
