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Una vena en la frente de John se marcaba furiosamente.

— Así que él solo se la pasa dando miradas de odio, y te quedas pensando, ¿yo a que este le he hecho?

— John tiene una personalidad peculiar, aunque claro, solía ser más tranquilo antes...

— ¿En serio?

Ambos chicos estaban sentados juntos en la mesa, mientras que la pelimorada tomó el otro lado de la mesa. Ken se giró para ver a John de frente.

— Muérete.

John escupió esas palabras con odio puro.

— Discúlpame Seraphina, pero esa no me la creo.

— No, lo se... Es que desde que paso un incidente ha estado distinto...

— Sera, ¿te la vas a pasar hablando de mi a un completo desconocido?

Ken simuló tener una cara de dolor.

— ¿Desconocido? Es como una apuñalada en el alma.

Seraphina solo se reía con cada payasada de Ken, aunque no podía evitar sentirse un poco envidiosa de lo rápido que ambos congeniaron.

— Por mi te puedes ir al infierno.

Hasta que sentía el odio de John hacia Ken y se le pasaba.

— Así que... ¿Cuál incidente?

John empujó a Ken.

— No respondas eso.

— Pero tengo curiosidad.

— ¡No es asunto tuyo!

— ¡Esta bien...! No exageres...

Una camarera llegó para tomar sus órdenes. Seraphina habló por el grupo.

— Dos bobbas de mango, y... ¿Ken?

— Uno de mora.

La chica anoto los pedidos y se alejó.

— Deberías probar la de mango, es buenísimo.

— Sin ofender Seraphina, pero no gracias... Me sorprende de hecho que les...

— ¿Algún problema con el bobba de mango?

Por algún motivo, ahora parecía que la ira de John escapaba de cualquier límite humano. Tanto Ken como Seraphina sintieron escalofríos.

— Solo es una bebida, viejo...

— Herejía...

John se dejo caer en la mesa y se cubrió con sus brazos. Seraphina le observo por unos minutos.

— Parece que hoy esta de muy mal humor.

El pelinegro recostado solo le gruñó en respuesta.

Tras unas risas, Ken paso con su mirada por el exterior de la tienda, solo para toparse de sorpresa con una cara conocida.

— ¿Me disculparían un segundo? Vuelvo en seguida.

Tranquilamente, Ken se dirigió hacia el exterior. En ese instante, John levantó la cabeza.

— ¡Y no vuelvas!

Seraphina solo volvió a reír.

— ¡No entiendo por qué te cae tan mal! Es tan simpático.

— Tu no sabes eso, ¡lo acabas de conocer!

— Te ha aguantado todo el acto que has tenido hasta ahora... Y hablando de eso, ¿qué te sucede?

unOrdinary: EvoluciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora