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Ken corría sin descanso por los pasillos, pero a pesar de sus esfuerzos, perdió el rastro de aquel compañero suyo que había llamado tanto su atención.

­­— Diantres, el factor sorpresa era lo único que tenía y ya lo perdí.

­Se detuvo y se apoyó en contra de una pared, tratando de recuperar el aliento.

— Ese chico no es normal... Pocos son capaces de escabullirse así de fácil...

Una risa maliciosa se escapó de sus labios. Se aseguró de que estaba solo alrededor, y saco una pequeña jeringa de uno de sus bolsillos. Lo observó unos momentos, en silencio.

— Solo es adrenalina... No es la gran cosa, no tienes que pensarlo tanto... Mierda...

El pelinegro buscó una cajita pequeña de metal que tenía escondida, y guardo delicadamente la jeringa dentro de ella.

— Con lo difícil que es obtenerla, no me voy a arriesgar a...

Un pequeño proyectil de energía pasó rozando su cabello. Una detonación a su derecha exaltó todos sus sentidos, y sintió escalofríos por toda la columna.

Ese había sido un tiro de advertencia.

— Entonces, hey... Um... ¿Te parece si vamos más lento? ¿Qué tal una presentación en toda regla?

Otro proyectil se disparó a los pies del estudiante. Un joven con atuendo escolar y máscara negra caminaba lentamente hacia Ken por el otro extremo del pasillo.

— ¿Acaso no hablas? ¿No conversas, no influyes temor a tu oponente?

Por respuesta solo recibió un silencio absoluto.

— Aunque, hey, te debo admitir, que todo tu atuendo y actuación es muy impresionante, ¿seguro que no eres actor de teatro?

La calma y ligereza de Ken eran simplemente imposibles de ignorar, sobre todo cuando parecía estar chiflado.

— Que carajos... Oye, ¿qué diablos está mal contigo? ¿No te quedas callado nunca?

Ken sonrió al ver que obtuvo una respuesta

— Si... Me han dicho que suelo ser elocuente.

El estudiante enmascarado se abalanzó velozmente sobre Ken, quién apenas tuvo tiempo para esquivar el golpe.

— ¡Hey! ¿Así que a puño limpio será? Vale, me gusta como piensas.

Entre ambos estudiantes intentaban golpearse mutuamente, pero la capacidad de pelea de ambos era muy igualada. Aunque el Joker bloqueara los golpes de Ken, este contraatacaba con las piernas, barriendo a su contrincante.

— De acuerdo, me cansé de ti.

Unos hilos de energía, como los que Ken había visto más temprano ese día, rodearon el cuello del pelinegro y lo alzaron en el aire. Por cada segundo que pasaba, podía sentir como el respirar se le dificultaba más.

— ¡AGH!

— Anda, abre tu bocota otra vez. Di algo gracioso.

Con un suministro de aire mínimo, Ken activó su habilidad, y fue capaz de aflojar las cuerdas que lo atrapan un poco con sus manos. Al suceder esto, el Joker retrocedió dos pasos. Mientras que le parecía raro que no hubiera usado su habilidad antes, ahora que podía percibir el aura no podía hacer más que sentirse anonadado. Nunca había sentido un aura así, y aunque lo estaba viendo, no estaba seguro de lo que se trataba.

— ¿Un chiste quieres...? Toc toc...

— Que carajos...

Los hilos del estudiante enmascarado comenzaron a ceder ante la fuerza del pelinegro, hasta que finalmente fue capaz de liberarse por completo.

unOrdinary: EvoluciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora