El matrimonio es un pacto socioeconómico.
Lucille Baxter lo supo desde que fue vendida a los doce años para casarse con un hombre que le triplicaba la edad.
Ahora él murió, y Lucille se enfrentará a una vida de viuda, la venta de su hogar, y a un ta...
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Minutos antes...
Anthony había llegado al tan esperado baile de la reina, donde por fin podría escoger una esposa de una vez por todas. En realidad no estaba tan emocionado por aquello, de hecho, entró al salón de baile con un semblante de cansancio, tal vez por su edad. Aunque claro, no era un anciano, pero tampoco era un joven que rebosaba de energía. A veces los bailes eran cansados, más si su madre lo presionaba con encontrar una esposa. No olvidaría como expresó a viva voz en todo el salón de baile de lady Danbury que él buscaba esposa. Y mucho menos olvidaría cómo tuvo que bailar con cada una de las señoritas que le pidieron un baile. No podía negarse, no era de caballeros.
Sólo esperaba que este baile no fuera igual. Sólo quería bailar con la joven elegida por él para ser la apropiada vizcondesa que estaba buscando. ¿Qué tan difícil podía ser? Simon lo había hecho la temporada pasada, había logrado llevarse a su hermana, y su matrimonio era próspero. Si un hombre con el talante de su viejo amigo, pudo hacerlo, ¿por qué él no? Así que mientras caminaba detrás de su madre y Eloise, justo junto a Benedict, analizó a cada una de las jóvenes en el salón de baile. Todas hambrientas de un marido, algunas hasta lo veían como si fuera una carne recién cazada. De cierto modo, ahora entendía como se sentían las debutantes prometedoras cuando un grupo de caballeros las miraba en busca de una oportunidad.
—Espero encontrar mi esposa hoy, de una vez por todas —. Dijo Anthony, esperando la respuesta de Benedict. Pero no llegó. —Benedict —. Anthony exclamó un poco, exaltando a Ben.
