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Capítulo 17
Todos estos días en Sevilla pasaron muy desapercibidos, estuvimos allí 2 semanas, pero este tiempo pasó muy rápido, así que sin darnos cuenta ya estábamos conduciendo de regreso a
Barcelona, ​​pero claro esos días allí fueron muy interesantes y recordé muchas cosas, estábamos con nuestros nuevos amigos todos esos días así que no fue tan aburrido. Al llegar a casa alrededor de las 4 de la mañana, inmediatamente nos acostamos porque estaba muy cansado, así que después de cambiarme de ropa rápidamente me quedé dormido en mi cama. Pero mi sueño no duró mucho, cuando sentí que alguien me despertaba, abriendo los ojos, vi a Aaron frente a mí, jalándome de los hombros.
-Damina, despierta-dijo , todavía despertándome.
-Espera un poco-dije, volteándome hacia el otro lado.
-Despierta rápido, vamos a correr- dijo riéndose, aparentemente con Adrián, quien también amaneció conmigo
-¿Qué diablos es esto de trotar?-Empecé a indignarme -Están completamente locos, tontos-le dije y le tiré una almohada
-Despierta, no te dejaremos solo-dijo Adrián
Al darme cuenta que no me dejaban dormir tomé mi teléfono de la mesilla de noche y miré la hora, viendo que eran las 9 de la mañana, me levanté y fui al baño a lavarme bien y venir. a mis sentidos, pero no me ayudó en nada, al subir a la cocina vi que mi papá estaba cocinando algo ahí
-Buenos días papá-le dije y lo abracé.
-Buenos días hija-dijo papá abrazándose.
-¿Dónde está la tía?- Pregunté, sentándome mientras papá servía el desayuno
-Fueron con Aza a la tienda a comprar algo-dijo y salió de la cocina, pero al rato llegó, pero no solo, sino con los chicos
-Tío, ¿no quieres ir a correr con nosotros?- Dijo Adrian mientras comía.
-¿Qué más necesito para correr?- dijo papá, riendo.
-Y papá, podemos salir a correr-le dije, -¿Qué vas a hacer solo en casa?
-Está bien, podemos salir a correr-dijo riendo.
Comimos todos y lavé los platos, rápidamente fui a la habitación, que elegir, que ponerme, tomando unos leggins negros y un simple top negro, humectando un poco mi piel, rápidamente bajé las escaleras, ya que todos ya me estaban esperando, poniéndonos zapatillas para correr, salimos todos mientras estábamos en el ascensor los hermanos empezaron a hablar algo de correr, pero yo no le presté mucha atención ya que estaba mirando mi teléfono para conectar música a mis auriculares, dejando el entrada empezamos a negociar
-Y el plan es este: todos corremos al parque más cercano, damos 5 vueltas alrededor y volvemos a casa- dijo Aaron, calentando para la carrera.
-Entonces puedes correr al gimnasio y hacer ejercicio allí-sugerí ya que había un gimnasio gratuito cerca.
-Sí, puedes hacer eso-dijo papá, también calentando
-Todos nos estamos preparando-dijo Adrián y comenzó a contar, -uno, dos, tres- contó y todos rápidamente corrimos por el camino.
Mientras corríamos escuché mi lista de reproducción, todo mi cerebro estaba ocupado hasta el final, ya que ya empezaba a sentirme sin aliento, al fin y al cabo, varios meses sin hacer deporte se hacen sentir, pero habiéndome recuperado, Todavía seguí corriendo. Al llegar finalmente al parque, vi a mucha gente con niños, lo que hacía muy difícil correr del todo, pero aun así corrimos todo el parque y volvimos corriendo a casa para descansar un poco, ya que estábamos todos muy cansados.
-Bueno, finalmente-dijo papá mientras recuperaba el aliento.
-Ya no correré más contigo-dije sin aliento y señalando a mis hermanos, ya que mi papá y yo fuimos los últimos en toda la carrera y teníamos que alcanzarlos con todas nuestras fuerzas.
-Simplemente no estás acostumbrado-dijo.
Adrian se encogió de hombros mientras papá y yo no podíamos recuperar el aliento y nos sentamos en el banco.
-Nuestro papá casi nos hace correr así todas las semanas-dijo Aaron, sentado también en el banco con nosotros.
-Bueno, ¿vamos corriendo al pasillo?-Preguntó Adrian como si todavía le quedaran fuerzas.
-No, no me quedan fuerzas-dije, todavía sin aliento.
-Podemos ir en auto-dijo mi papá, recuperando un poco el sentido.
-Espera, dame 20 minutos- dije deteniéndolos, todos estos 20 minutos simplemente me senté en el banco y recuperé el sentido mientras miraba el teléfono, pero mis hermanos me obligaron a subir al auto para que pudiéramos finalmente llegar al pasillo. Durante nuestro viaje, simplemente miraba por la ventana y pensaba en cómo sobrevivir hasta el final del día, ya que eran las 12 del mediodía, lo que significaba que me vería obligado a hacer deporte todo el día.
Llegando al gimnasio nos fuimos a estudiar, lo único que me salvó fue que tenía audífonos y me distraía con la música, claro, por qué no sin la foto que me tomé y publiqué en stories.

Se gritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora