Buscando Ángeles.
I. El reino de piedra.
"Nunca dejes de mirar a un ángel que llora."
Amanda Pond, desde fuera.
1.
-Pero es que no logro entenderte Amy, todo el mundo cree en Dios- espetó Paul interrumpiendo el afanado estudio de Amanda. Ella lo miró entrecerrando los ojos mientras tragaba saliva.
-Pero yo no, vamos Paul, acéptalo, ¿por qué iba a creer que alguien nos está protegiendo desde arriba?- Paul parecía prenderse en llamas con cada palabra de Amanda. -Sabes perfectamente que no creo porque no he visto nada que me lo demuestre- Paul cruzó los brazos sobre el pecho.
-¿Es que necesitas ver algo? ¿No tienes suficiente con saber que estamos vivos por algo Amanda? No puedes vivir sin creer en nada- Ella soltó el bic azul con el que estaba escribiendo y cerró el libro.
-Déjalo, ¿vale? Déjalo ya.- dijo ella mientras se levantaba de la mesa y comenzaba a guardar sus libros en aquella maleta gris para abandonar la vieja biblioteca de madera. Paul la imitó.
-No te enfades Amy... Cree en lo que quieras- Ella no contestó, se limitó a seguir guardando cosas. -Amanda...-
-Creo en mi Paul, y es suficiente- dijo levantando la cabeza y mirando a su amigo directamente a los ojos. Éste asintió levemente mientras ambos comenzaban a caminar hacia la puerta de la biblioteca, Amanda la abrió y salieron.
-¿Entonces no crees ni un poquito?-preguntó de nuevo Paul. Amanda se giró hacia él y siguió caminando de espaldas.
-Ni un poquito- contestó justo a tiempo para luego darse cuenta de que había chocado con algo que la había hecho caer al suelo.
-Perdona, lo siento mucho-dijo un chico rubio que estaba en el suelo junto a Amanda, ella se pasaba la mano por la cabeza.
-Estoy bien, ha sido culpa mía, venía distraída-contestó amablemente mientras se ponía en pie con la ayuda de Paul y el chico rubio le recogía la mochila.
-Soy Christian, encantado-dijo el apuesto joven de ojos miel mientras le entregaba su mochila.
-Yo soy Amanda, encantada igualmente, y perdona de nuevo-dijo ella sonrojada. Paul se puso entre ellos de una forma un poco exagerada y extendió la mano hacia Christian.
-Yo soy Paul, y también estoy encantado, pero tenemos que irnos, lo siento-dijo tirando de la mano de Amanda haciendo que ésta comenzara a caminar de nuevo. A pesar de esto, ella se giró y pudo ver a Christian mirándola y sonriéndole.
-¿Se puede saber por qué has hecho eso?-preguntó Amanda mientras se soltaba del brazo de Paul. Él sonrió.
-No me gustan los rubios para ti, son muy superficiales.- Amanda le dio un amigable puñetazo en el brazo.
-Me tiene que gustar a mi, no a ti-contestó ella sonriendo también. -No me negarás que era guapo-
-No, no lo niego, pero no era más guapo que yo-contestó Paul pasándose la mano por su pelo castaño peinado con cientos de botes de laca. Amanda negó con la cabeza mientras reía.
-Y bueno... ¿Cómo te sientes?-preguntó la madre de Amanda cuando se sentó a almorzar.
-¿A qué te refieres?-
-A que mañana cumples diecisiete años- Amanda, que tenía la cuchara en la boca, la dejó sobre el plato y se limpió los restos de comida de las comisuras de los labios antes de contestarle.
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Buscando Ángeles- El reino de piedra
Science FictionY entonces, sin quererlo, sin pensarlo siquiera, cambié, renuncié a todo por él. Porque eres lo que eliges ser, no lo que los demás quieren que seas.- Amanda.