“Lo que me faltaba, un ángel salido.”
Oí los pasos de Christian alejándose de mi habitación, bueno, mi “no” habitación como él me había dado a entender, y seguía preguntándome qué clase de droga había tomado para causar tal efecto en él. Yo no pienso negar que Christian es guapo, no, es un pedazo de rubio buenorro, pero yo no estoy por la labor de enamorarme, nunca más, y menos de un ángel. Dejaré que mis pensamientos y mi subconsciente se apoderen de mi para intentar dorm…
-¿Sabes? Yo nunca quise empezar una guerra, esta no era mi intención, yo sólo quería seguir siendo la chica normal que era hasta que tú apareciste en mi vida.- Las lágrimas caían por mis mejillas pero él seguía ahí, frente a mi, imperturbable, como si fuera incapaz de sentir.
-Yo he intentado ayudarte... Lo siento de verdad-
-Lo único que has hecho es destruirme- Señalo el lugar de mi pecho donde anatómicamente está situado el corazón, miro al suelo y vuelvo a mirar hacia el frente. Las tinieblas me dificultan la vista, casi no puedo distinguir a Christian.
-Por intentar amar…- oigo desde el fondo.
-No sabéis amar.- respondo y oigo varios pasos acercándose hacia mi. Finalmente puedo ver el rostro de Christian, del momentáneamente angelical Christian, del chico rubio que yo conocía.
-Déjame demostrarte que te equivocas… Déjame demostrarte que no me importa el dolor.- Acerca sus labios a los míos y nos fundimos en un profundo y doloroso beso. Noto como me escuencen los labios, noto también una fría lágrima bajando por mi mejilla, pero no, no es mía, es él el que llora. Finalmente se aparta de mí y yo rozo mis labios con los dedos.
-Acabaremos destruyéndonos.- digo lentamente.
-Pero no me importaría dejar de existir si fuera a tu lado.- responde él.
-Debiste ser sincero antes, no debiste dejar que me enamorara de ti. Ahora es demasiado tarde para remediarlo.-
-Amanda no… no lo hagas…- habla desesperadamente.
-Ahora mismo te odio, y me odio a mi misma, pero te amo a la vez, y mi amor es mucho más fuerte que todo esto.-
-Estarás condenada para siempre.-
-Estar contigo para siempre me parece una bonita condena.-
Desperté en medio de la noche sobresaltada, empapada en sudor, tuve que ir directamente a la ducha y a cambiarme de ropa, el agua fresca disipó los recuerdos de aquel sueño cuyo dolor había llegado hasta el punto de sentirlo ahora que estaba despierta, me quemaban los labios. ¿Qué había sido ese sueño? Yo no estaba enamorada de Christian, él ni siquiera me gustaba. Necesitaba tantas respuestas…
A eso de las nueve y media Kairi tocó en mi puerta y desde dentro le indiqué que entrara, ella como siempre me saludó con la mayor de las sonrisas, me parecía extraño que después de haberme vuelto loca y haber atacado a Christian el día anterior no me tuviera miedo.
-Kairi…-dije lentamente. -¿Cómo lo haces?
-¿Hacer qué?-dijo ella manteniendo su perfecta sonrisa.
-Eso. ¿Cómo te mantienes siempre tan imperturbable?- pregunté. Ella se sentó en la cama en la que aún estaba yo.
-¿Sabes Amanda? Yo tengo miedo muchas veces, pero mi truco es disimularlo.- respondió.
-¿Te haces la fuerte?-
-Soy fuerte.- dijo ella guiñándome un ojo. –Vamos levanta, tenemos que desayunar y contarte un par de cosas, hoy tendremos un día movidito.- Se levantó y salió de mi habitación. Yo me levanté también pero fui al espejo a recogerme el pelo en una coleta, después salí de la habitación también. Iba a cerrar la puerta cuando me encontré a Christian apoyado en la pared.
-No vuelvas a hacer eso.-dije respirando acaloradamente. –Casi me matas del susto.-Él me miró y se dispuso a hablar.
-Amy…-comenzó. –En cuanto a lo de anoche…- yo lo detuve.
-Mientras no vuelva a repetirse está olvidado, además no creo que quieras volver a notar mi mano en tu cara.- Él esbozo una pequeña sonrisa.
-Gracias.- respondió mientras ambos comenzábamos a caminar hacia la cocina de la casa de Kairi y su madre, hacia la pequeña cocina. Kairi nos tenía preparados los desayunos y nos hizo señas para que nos sentaramos, así hicimos y comenzamos a desayunar la leche con magdalenas que nos había preparado.
-Yo pensaba que los ángeles desayunabais nubes a la plancha o algo así.- dije con una magdalena en la boca cual cerdo que lleva semanas sin comer. Christian rió.
-Tienes una idea equivocada de los ángeles, el anuncio de Philadelphia ha hecho mucho daño.- respondió Kairi, yo recordé el anuncio y comencé a reir también. Terminamos de desayunar.
-Bueno, a lo que íbamos.- comenzó Kairi. –Esto es un poco difícil de contar Amanda… pero te va a tocar asimilarlo como todo lo demás. Yo asentí, a ver que tocaba ahora.
-La “persona” que se llevó a Pierre y los demás…- hizo énfasis en la palabra persona. -…Es tu madre Amanda.- Kairi me miraba a los ojos,mi pobre madre que debía estar llorando mi desaparición en mi casa había secuestrado a unos ángeles, claro.
-Mi madre…-comencé lentamente. –Es incapaz de hacerle daño a una mosca.-
-Estamos hablando de tu madre biológica.-dijo Christian sin ningún tapujo, tanto que sus palabras se me clavaron en la mente como cuchillos.
-¿Esa es tu forma de decir las cosas con tacto?- oí decirle Kairi a Christian. Mi madre biológica… Mi madre biológica. Tragué saliva y me recordé a mi misma que era fuerte.
-Qué más- pregunté casi afirmando mientras miraba a la mesa de madera.
-Probablemente aún no hayas cumplido los diecisiete años Amanda, es lo más probable, eso explicaría por qué atacaste a Christian en Ciudad de Paso.- dijo Kairi cuidando cada palabra.
-¿Por qué iba mi madre a mentirme sobre mi cumpleaños?-pregunté refiriéndome a mi madre adoptiva, la única que había tenido.
-Para protegerte.-respondió Christian.
Mi madre biológica es un demonio que ha venido a buscarme, yuju, pensé.
-Bueno ¿y qué?- pregunté yo. –¿Es mi madre biológica verdad? Pues ya está, dejad que venga, algún día tendré que conocerla.- Kairi y Christian me miraban como si estuviera loca, con los ojos abiertos como platos.
-Creo que no entiendes la situación Amy…-dijo Christian. Su voz sonaba tan dulce cuando decía “Amy”.-Si tu madre está aquí es porque quiere convertirte en demonio antes de que tengas la opción de decidir convertirte en ángel- Yo seguía sin entender.
-Bueno pues ya está. Decido ser ángel. Fin. ¿Puedo irme y seguir con mi vida?- dije aún sabiendo que estaba diciendo tonterías.
-Si fuera tan fácil…-dijo Kairi. –Vamos a ver Amanda. Sólo hay dos formas de elegir ser ángel o demonio para los que tienen la oportunidad de elegir, una es, cumpliendo los diecisiete años, en cuyo caso no eliges tú sino tu subconsciente, y la otra es enamorarte por primera vez, cosa que dudo que ocurra.- Yo también lo dudo, pensé. Yo asentí.
-Vale, ¿qué hacemos entonces?-pregunté levantándome de la silla.
-Ahora-dijo Chrisitian. –Tendrás que hacer de cebo para poder encontrar a los demás.- Guay, pensé, soy un cebo.
“Yo fui el resultado de aquello que nunca pudo ser.”
Estábamos en el coche de Christian, de cuya existencia acababa de enterarme de camino a no se qué castillo en el que probablemente estuvieran mi madre y los demás. Bueno, aunque sea lo del castillo tenía más relación con los ángeles, pensé. El iba delante sólo, y Kairi y yo estábamos sentadas detrás.
-Entonces… el hombre que vimos ayer…-dije lentamente.
-Sí, es tu padre biológico.- respondió Kairi.
-Pero él es un ángel, ¿entonces por qué se fue?- recibí silencio como respuesta y deduje que no sabían la respuesta. –Fuera como fuese, tú no le caías bien.- dije mirando a Christian por el espejo retrovisor. No me devolvió la mirada.
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Buscando Ángeles- El reino de piedra
Science FictionY entonces, sin quererlo, sin pensarlo siquiera, cambié, renuncié a todo por él. Porque eres lo que eliges ser, no lo que los demás quieren que seas.- Amanda.