Atrapados

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---EMMA---

El eco de las risas de Cole y Sophie llenaba el estudio mientras ellos dos conversaban animadamente cerca del set. Sophie le tocaba el brazo con una familiaridad que no pude evitar notar, inclinándose hacia él como si compartieran un secreto. Cole respondió con una sonrisa relajada, de esas que pocas veces mostraba y que, por alguna razón, lograban que mi estómago se apretara con una incomodidad inexplicable. Apreté los labios y bajé la mirada, diciéndome que no era asunto mío, pero esa pequeña punzada se quedó ahí, insistente.

Fue entonces cuando vi a Caleb Masters acercarse, imponiendo su presencia con esa combinación de carisma y autoridad que le caracterizaba. Ambos se saludaron con una palmada amistosa en la espalda, como viejos amigos que tenían más de una historia que compartir. Cole levantó la vista hacia mí en ese momento, con una de esas miradas que ya reconocía como una orden implícita. "Acércate," decía sin necesidad de palabras.

Caminé hacia ellos, cruzando el estudio mientras mi mente intentaba ignorar cualquier pensamiento irrelevante. Al llegar, los dos hombres estaban hablando sobre la posibilidad de una entrevista para acompañar las fotografías de Masters.

—Ya me imaginaba que esto no terminaba con una simple sesión de fotos —bromeó Masters, con una sonrisa astuta, mientras sacudía un poco su chaqueta como si ya se preparara para el interrogatorio.

—Lo sabes bien —contestó Cole, con un tono divertido, aunque su mirada se mantenía atenta como siempre.

—¿Dónde lo hacemos entonces? —preguntó Masters, acomodándose el reloj en la muñeca, mirando alrededor.

—Podríamos ir a un restaurante cercano —sugirió Cole. Pero Masters negó con la cabeza casi de inmediato, como si la idea fuera más un inconveniente que una opción.

—No puedo. Si me ven por ahí, no pararían de pedirme fotos y firmar cosas —refunfuñó, cruzando los brazos.

Cole asintió, en silencio, como si evaluara alternativas en su cabeza. Yo me aclaré la garganta para romper la pausa.

—La sala de juntas está libre hoy —dije, con voz segura—. No hay reuniones agendadas, podrían usarla sin problema.

Cole me miró con aprobación, su expresión cambiando apenas perceptiblemente.

—Eso suena perfecto. Vamos ahí entonces —dijo, antes de girarse hacia Masters, quien dio un leve asentimiento.

Sin perder más tiempo, el equipo de Masters y nosotros comenzamos a movernos hacia el ascensor. Caminé detrás de todos, observando cómo las interacciones se desarrollaban a mi alrededor, siempre atenta al entorno como era mi costumbre. Una vez en el ascensor, las puertas se cerraron con un sonido seco, y sentí cómo el espacio se comprimía ligeramente con tantas personas dentro.

El ascensor comenzó su lento ascenso, pero de repente, se detuvo bruscamente. Las luces parpadearon un par de veces antes de apagarse por completo, dejándonos sumidos en la oscuridad.

—¡Genial! —exclamamos Cole y yo al mismo tiempo, con un tono de resignación en la voz.

—Se fue la luz —agregué en un murmullo, más para mí que para los demás.

El pánico no tardó en apoderarse de Sophie. Pude oír cómo su respiración se volvía irregular y comenzaba a moverse nerviosa en el pequeño espacio.

—No... no puedo con esto... no puedo respirar... —murmuraba, casi al borde del colapso.

—Sophie, tranquila. Está bien. Solo es un corte de luz —la calmó Cole, con una voz más suave de lo que había esperado, colocándole una mano en el hombro para transmitirle seguridad.

Almas y Secretos: El juego del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora