Un paseo por la noche

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Seungmin se encontraba en el vestuario del teatro, rodeado por el bullicio de sus compañeros bailarines mientras se preparaban para el recital. El aroma a maquillaje y laca para el cabello llenaba el aire, creando una atmósfera de anticipación y emoción.

Con manos temblorosas pero determinadas, Seungmin comenzó a prepararse. Se puso su traje de ballet con cuidado, sintiendo la familiar sensación del satinado material deslizándose sobre su piel. Cada movimiento era meticulosamente calculado, cada gesto cuidadosamente ensayado en las largas horas de práctica en el estudio.

Frente al espejo, comenzó a aplicar su maquillaje. Cada trazo era una forma de transformación, una manera de convertirse en el personaje que interpretaría en el escenario. Los polvos y las sombras resaltaban sus rasgos, resaltando la expresividad de sus ojos y los contornos de su rostro.

Una vez que estuvo satisfecho con su apariencia, se acercó a las zapatillas de punta que descansaban en el suelo. Con manos expertas, las ajustó a sus pies, sintiendo la presión familiar de las cintas alrededor de sus tobillos. Para él, las zapatillas eran más que simples accesorios; eran una extensión de su cuerpo, una herramienta que le permitía expresarse de la manera más pura y visceral.

Con cada movimiento, cada posición de brazos y cada giro elegante, Seungmin se sumergía más profundamente en el papel que estaba a punto de interpretar. Cerró los ojos por un momento, dejando que la música lo envolviera, sintiendo su ritmo palpitante en su interior.

Cuando finalmente salió del vestuario y se dirigió hacia el escenario, Seungmin estaba lleno de determinación y confianza. Sabía que el momento había llegado para mostrar al mundo la pasión y la dedicación que había puesto en cada ensayo, en cada paso de baile.

Y cuando las luces se atenuaron y la música comenzó a tocar, Seungmin se fundió con el flujo de la melodía, llevando al público a un mundo de gracia y belleza, donde los sueños se volvían realidad con cada movimiento elegante y cada gesto lleno de emoción.

Hyunjin avanzaba con paso seguro por los pasillos del teatro, sintiendo la emoción palpable en el aire mientras se acercaba a la sala principal. A diferencia de su usual discreción, en esta ocasión no sentía la necesidad de esconderse. Se movía con la confianza de quien sabe que no tiene nada que temer.

Mientras entraba en la sala, su mirada se posó directamente en el abogado que era su objetivo, quien estaba sentado en una de las filas delanteras, observando con atención el escenario. Hyunjin se movió con sigilo por la sala, buscando una posición estratégica desde la cual pudiera observar a Yongdae sin llamar demasiado la atención. Optó por sentarse en un asiento detrás de él, lo bastante cerca para poder escuchar cualquier conversación que pudiera tener, pero lo suficientemente lejos para no ser obvio.

Desde su nuevo lugar, Hyunjin observaba a Yongdae con atención, estudiando cada gesto y expresión en busca de cualquier indicio de sus intenciones. Sabía que era crucial mantenerse alerta y listo para actuar en caso de que Yongdae intentara algo que pudiera poner en peligro los planes de su jefe.

El corazón de Hyunjin dio un vuelco cuando vio a Seungmin aparecer en el escenario. No había esperado encontrarse con él allí, en el epicentro de su mundo de sombras y secretos. Observó con asombro cómo Seungmin se movía con gracia y elegancia por el escenario, su presencia iluminando la sala con una luz que parecía desafiar la oscuridad que lo rodeaba.

Seungmin parecía estar en su elemento, cada movimiento fluido y cada gesto lleno de emoción. Hyunjin quedó hipnotizado por la belleza de su actuación, por la pasión que emanaba de cada movimiento de su cuerpo. Era como si el mundo entero se desvaneciera a su alrededor, dejando solo a Seungmin y su arte en el centro del escenario.

Dancing in the DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora