En una tarde silenciosa en la casa de los Kim, Seungmin se encontraba en su habitación, concentrado en sus estudios, cuando su padre, el Sr. Kim, entró en la habitación con paso firme. Seungmin levantó la vista, notando la expresión seria en el rostro de su padre, lo que indicaba que una conversación importante estaba por venir.
Seungmin, necesito hablar contigo – habló el señor Kim con voz autoritaria
Seungmin asintió, sintiendo un nudo en el estómago mientras se preparaba para lo que venía a continuación. Las conversaciones con su padre rara vez eran agradables, y generalmente venían acompañadas de críticas o correcciones.
El Sr. Kim se sentó en el escritorio de Seungmin, mirándolo con una mezcla de desaprobación y decepción.
He estado revisando tus últimas notas y estoy muy decepcionado. Tus calificaciones no están a la altura de nuestras expectativas - Seungmin bajó la mirada, sintiendo el peso de la desaprobación de su padre sobre sus hombros. Sabía que nunca podría cumplir con las altas expectativas de su padre, sin importar cuánto lo intentara.
Lo siento, papá - murmuró Seungmin, sintiendo un nudo en la garganta.
Haré todo lo posible para mejorar - El Sr. Kim frunció el ceño, su tono de voz frío y distante.
No quiero excusas, Seungmin. Quiero resultados. Necesitas esforzarte más y demostrar que eres digno de nuestra confianza, a menos que quieras dejar la academia de ballet
No, no por favor padre. Haré mi máximo esfuerzo, no sé que ocurrió en este parcial, pero prometo que mejoraré – su padre lo miro por un momento para después asentir
Eso es lo único que debes hacer, ser el mejor. Suficiente tenemos con el inútil de tu hermano que decidió irse de la casa, tú eres nuestra única esperanza de mantener mi empresa – habló con amargura, esperando que esto sirviera como presión para su hijo
Seungmin asintió en silencio, tragando el nudo en su garganta mientras su padre continuaba con sus críticas. Sabía que no había nada que pudiera hacer para ganarse el afecto de su padre, pero aún así, se esforzaba por cumplir con sus expectativas imposibles.
Al menos tú si sabes que del arte no vas a vivir, por ello te estamos preparando para que puedas ser mi sucesor en la compañía dentro de algunos años – el hermano mayor de Seungmin amaba pintar, sus padres aceptaron aquello como un hobbie, pero Changbin se negó a continuar con la empresa de su padre, la pasión por la pintura era más grande y al no recibir apoyo de sus padres, decidió irse y empezar por cuenta propia.
Seungmin asintió con tristeza, a veces tenía la sensación de querer hacer lo mismo que su hermano, ser libre y poder decidir lo que amaba hacer, pero sabía que no podía hacerlo, él no era tan valiente como su hermano.
A medida que la conversación llegaba a su fin, Seungmin se sentía más desanimado que nunca. Sabía que nunca sería suficiente para su padre, pero, aun así, seguía tratando de ganarse su aprobación, aunque fuera un poco.
Después de la conversación tensa con su padre, Seungmin sintió un peso abrumador en su pecho. Necesitaba un escape, un lugar donde pudiera liberar la tensión y encontrar algo de paz interior. Sin dudarlo, salió de casa y se dirigió a su estudio de baile, necesitaba tiempo a solas.
Al entrar en la habitación, Seungmin sintió un cambio inmediato en el ambiente. El olor a madera y el suave murmullo de la música que emanaba de los altavoces lo envolvieron, creando un refugio seguro lejos del mundo exterior. Con cada paso que daba, sentía cómo la tensión en sus hombros comenzaba a disiparse.
Seungmin se paró en el centro de la sala, cerró los ojos y dejó que la música lo envolviera por completo. Con cada nota, se movía con gracia y fluidez, dejando que su cuerpo expresara las emociones que no podía poner en palabras. Cada giro, cada salto, era una liberación, una forma de desahogarse de las expectativas y presiones que sentía en su vida diaria.
Durante esos preciosos momentos en la sala de baile, Seungmin se sentía libre. No había juicios, no había expectativas. Solo era él y la música, fusionándose en un baile que era pura expresión de su ser.
Después de un tiempo que pareció tanto corto como eterno, Seungmin se detuvo, sintiendo una sensación de calma y claridad que no había experimentado desde hacía mucho tiempo. Sabía que las dificultades con su padre y las presiones de la vida no desaparecerían por completo, pero al menos había encontrado un respiro, un lugar donde podía ser él mismo sin restricciones ni juicios.
Hyunjin se encontraba en medio de una de las carreras clandestinas que solía frecuentar con sus amigos. El rugido de los motores competía con la música estridente que provenía de los autos modificados, creando una sinfonía de adrenalina y peligro en el aire cargado de tensión.
Hyunjin, con su motocicleta y mirada desafiante, se preparaba para enfrentar la oscuridad de las calles como si fuera su aliado más cercano. A su lado, sus amigos, cada uno con su vehículo modificado y su propia aura de rebeldía, compartían su ansia de velocidad y emoción.
El ambiente estaba cargado de expectación mientras los competidores se alineaban en la línea de partida, listos para desafiar los límites de la velocidad y el riesgo. Las luces de neón parpadeaban en la distancia, marcando el camino hacia la gloria efímera que aguardaba al vencedor.
Con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, Hyunjin se preparó para la carrera, sintiendo la adrenalina correr por sus venas como una droga poderosa. Sus amigos lo animaban con gritos de apoyo, compartiendo la emoción y el peligro de la noche clandestina.
El silbido del árbitro rompió el aire, marcando el inicio de la carrera y desatando una explosión de velocidad y ruido. Hyunjin aceleró con fuerza, sintiendo el viento cortar su rostro y la oscuridad devorar su camino. Sus habilidades se fusionaron con el rugido de su moto, convirtiéndose en una fuerza imparable que desafiaba las leyes de la noche.
Entre curvas cerradas y rectas interminables, Hyunjin luchaba por mantenerse en la delgada línea entre el control y el caos, cada giro y cada maniobra calculada con precisión milimétrica. Sus amigos lo seguían de cerca, compartiendo el riesgo y la emoción de la carrera.
El tiempo parecía detenerse mientras Hyunjin se sumergía en la competencia, su mente enfocada únicamente en el objetivo final: la victoria. En medio del frenesí de la noche, encontraba una sensación de libertad que solo la velocidad y el peligro podían ofrecer. De un momento a otro llegó a la meta dándole otra victoria y algo más para elevar su ego.
Chan observaba con ojos entrecerrados la victoria de Hyunjin en la carrera. Una mezcla de celos y resentimiento se arremolinaba en lo más profundo de su ser mientras veía al chico malo celebrar su triunfo con sus amigos, envuelto en un aura de triunfo y despreocupación que parecía inalcanzable.
Hyunjin, ajeno a la mirada cargada de envidia que lo observaba desde la distancia, se sumergía en la euforia de la victoria, compartiendo risas y gestos de camaradería con sus compañeros de carrera. La noche era suya, y el mundo parecía inclinarse ante su poder y destreza en el asfalto.
Pero para Chan, la victoria de Hyunjin era un recordatorio constante de todo lo que él mismo había perdido en su búsqueda de poder y control. Juró en silencio que no permitiría que Hyunjin disfrutara de su victoria por mucho tiempo. Sabía que tenía el poder y la influencia suficientes para hacerle pagar por cada triunfo que había alcanzado, y no dudaría en utilizarlos para reclamar lo que consideraba suyo por derecho.
Con un gesto de determinación en su rostro, Chan se alejó de las sombras del callejón, con la mente llena de planes para desestabilizar al chico malo y reclamar su lugar en la oscuridad que una vez había sido suya.
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Dancing in the Dark
RomanceEn el bullicioso escenario urbano, donde las calles son un laberinto de concreto y los sueños a menudo se desvanecen en la realidad, se encuentra Hyunjin, el chico malo que desafía las normas con su actitud desafiante y su aura de peligro. Con su mo...