Encuentros

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Hyunjin aparcó su motocicleta frente al estudio de danza, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción mientras se acercaba a la puerta. El suave murmullo de la música clásica filtrándose a través de las ventanas lo envolvió.

Empujó la puerta con cautela y entró al estudio, encontrándose con un oasis de serenidad en medio del bullicio de la ciudad. El suelo pulido reflejaba las luces suaves que iluminaban la habitación, y el aire estaba impregnado con el suave aroma de la lavanda.

Seungmin estaba en el centro del estudio, moviéndose con gracia y elegancia mientras seguía los pasos de una rutina que había ensayado una y otra vez. Su rostro estaba sereno, concentrado en cada movimiento, y Hyunjin no pudo evitar sentir una oleada de admiración por él.

Se acercó con pasos silenciosos, sin querer interrumpir la concentración de Seungmin, pero el bailarín pareció sentir su presencia y giró para enfrentarlo. Sus ojos se iluminaron al ver a Hyunjin, y una sonrisa radiante iluminó su rostro.

Estás aquí – afirmo con una tierna sonrisa mientras admiraba a Hyunjin quien lucia unos vaqueros negros junto a una camisa blanca y arriba de ella una chaqueta de cuero que parecía ser parte de la personalidad del chico que tenía frente a él.

Hyunjin se sintió momentáneamente abrumado por la belleza de Seungmin a la luz tenue del estudio, pero se obligó a mantener la compostura.

Estoy aquí, quería verte – soltó con sinceridad, prefería evitar los rodeos e intentar ser sincero con el rubio.

Seungmin le dedicó una sonrisa cálida y tomó su mano.

Me alegra que hayas venido. ¿Quieres quedarte y verme practicar? - Hyunjin asintió con entusiasmo, sintiéndose atraído por la idea de ver a Seungmin en su elemento. Se sentó en un banco junto al borde del estudio, observando con fascinación mientras el bailarín retomaba su rutina con gracia y determinación.

Durante un momento, el mundo exterior desapareció, y Hyunjin se sumergió por completo en el mundo de Seungmin. Era como si cada movimiento del bailarín estuviera imbuido de una magia única, una expresión de su pasión y dedicación a su arte.

Cuando Seungmin finalmente terminó su rutina y se acercó a él, Hyunjin sintió un nudo en la garganta.

Eso fue increíble - murmuró, incapaz de apartar la mirada de él.

Seungmin sonrió tímidamente, visiblemente emocionado por el elogio.

Gracias, Hyunjin, es importante para mi saber si estoy haciendo bien la rutina – Hyunjin sonrió y tomo la mano de Seungmin

Lo haces magnifico, pareces uno con la música. Es agradable ver como te dejas llevar por la música – Seungmin sonrió con timidez y sintió como sus mejillas comenzaban a calentarse, por alguna razón lo elogios de Hyunjin tenía un fuerte efecto en él.

Ellos se quedaron allí, en el estudio de danza iluminado por la suave luz, compartiendo un momento de intimidad en medio del caos del mundo exterior. Y por un instante, Hyunjin sintió que las sombras que lo perseguían se disipaban, dejando solo la luz radiante de Seungmin.

Hyunjin y Seungmin se encontraban sentados en un rincón del estudio de danza, envueltos en una atmósfera íntima y serena. El suave murmullo de la música clásica aún resonaba en el aire, creando un telón de fondo perfecto para su conversación.

Seungmin miraba a Hyunjin con curiosidad, sus ojos brillando con una mezcla de ternura y preocupación.

Hyunjin, ¿hay algo que quieras contarme? - preguntó suavemente, notando la tensión que se reflejaba en la mirada del chico malo.

Dancing in the DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora