Recuerdo cuando te vi,
Cuando creí cada cosa que hablaste de ti.
Recuerdo escucharte hablar maravillas de alguien que sinceramente creo que jamás conocí,
Me presentaste a la mejor versión de ti y me hiciste vivir con lo peor de ti.
Me hiciste creer que cualquiera podría amarme porque tú decías hacerlo...Y en las madrugadas cuando te ahogabas en licor con quienes me decías que no eran tus amigos,
Me gritabas que tenía suerte de tener tu amor...Me enamoré tanto de ti, que olvidé enamorarme de mí.
De conocer a alguien que no fuera a ti y la versión de mí que por ti construí.
Creí que nadie me amaría porque ni tu ni yo lo hacíamos.Me hiciste creer que era perfecta, pero solo contigo...
Pensé que salvarte a ti era más importante que salvarme a mí.Sentía que peligro no corría,
Que quien más riesgo tenía eras tú...Y ahora lo entiendo.
Yo no debía salvarte a ti de mí,
Del daño que te hacía.
Debía protegerme a mí de ti.De tus miedos.
De tu ego.
De tu odio.Ahora entiendo que yo no hacía daño, yo solo me defendía y el día que decidí no hacerlo fue cuando en un golpe me destruirte a mí y cada rastro de autonomía que quedaba en mí.
Creí en tus mentiras como creía lo que decían las voces en mi mente,
Que aunque no lo creas tenían razón.
Cada voz que me habló de ti tuvo razón.Me herí en el intento de cargar con las responsabilidad que asignaste en mí.
La responsabilidad que solo quitaste cuando viste que estaba en el suelo casi falleciendo por el amor que había.Me distraías con migajas de amor para no notar la herida que habías abierto en mí.
Ahora estoy mejor,
Más libre,
Más feliz.
Capaz de vivir porque el veneno de tu amor ya no corre por mis venas.Feliz de poder admitir que ya no lloro por ti,
aunque la cicatriz aunque ya apunto de desaparecer de mi piel jamás deja de doler y no, no duele más por ti...
Duele por mí, por la persona en la que me dejé convertir.
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Las palabras que a falta de valor, ahora las llevo en la piel.
PoetryEsto es más un desahogo de todo aquello que sentí, lloré y quise gritar, pero por alguna razón las palabras nunca salían, se quedaban en mí, en un nudo en la garganta que me sofocaba y me obligaba a callar. He aquí cada cicatriz.