Mi soledad

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Quizá sentirme sola todo el tiempo, ya sea algo mío, algo así como estar triste.

A lo mejor debería dejar de buscar un lugar, dejar de querer huir y aceptar la realidad,
Que lo más seguro es que me deje morir, porque fuerzas ya no me quedan.

Moriré,
Me desvaneceré sabiendo que no lo logré que me rendí,
muchas veces me rendí y volví creyendo que podía, que estaba lista para seguir y no hice más que caer.

Fallar.

Me siento miserable cada vez que me acerco al borde,

Me quedo de pie, estática cada que estoy ahí, en el delgado filo...
Mis pies no caminan ni despegan, no recorren otro tramo que no me guíe por ese borde.

Lo miro,
Me río,
Lloro, 
Lo maldigo
Incluso me siento junto a él, pero jamás salto.

Parece que en ocasiones se burla de mí y de mi indecisión, de mi poca capacidad para decidir si saltar o alejarme de ese lugar.

No tengo mucho tiempo libre, pero sí mucho tiempo conmigo misma.
Y lo detesto.
Me da tiempo para mortificarme, pero no para sanarme.

La comida me indigesta y dormir mucho me cuesta; siempre le digo a las personas que busquen algo en qué creer, pero yo no creo en nada, ni siquiera en mí.

Las buenas acciones no me llenan y los atardeceres se ven todos igual, lo que antes me daba alegría ahora no me importa.
me dejan un vacío incómodo y pesado que no logro llenar.

Quizá ya olvidé cómo disfrutar...

No doy una con dormir y tarde siempre estoy, sé que puede ser mala suerte, pero esa suerte me ha seguido desde siempre.


Sé que amo, pero no logro sentirlo,
hay una cosa que sé, y es que siento miedo, me aterra no saber a donde voy o si llegaré a donde voy.

Me aterra estar peleando con algo que no veo, no lo distingo.
Mis brazos pesan, no atienden a mi intención, no me quieren defender.

Espero tropezar en una vía y que salga mal o un mal robo porque no hay nada más que me puedan quitar.

Tengo mucho tiempo con mi mente, le encanta hablar, le divierte atormentarme con cosas que podrían no pasar, y a mí que siempre me gustó escuchar, solo espero que se calle y deje de molestar.

Sigo el mismo camino a diario, no me molesta, no me exaspera, ya no tengo afán, supongo que me cansé de tratar de alcanzar el tren que se va.

Los murales que antes me llenaban de emociones vibrantes ya dan igual, son paredes manchadas con color a lo largo de la ciudad.

Me lastimo yo sola y eso sí me molesta, sí duele y me uso en mi contra...

Camino sobre mis propios trozos, un montón de vidrios que se clavan en mi piel.

Ardo,
Duelo,
Sangro.

Yo sola me pisoteo, paso sobre lo que soy y he sido.

Sigo siendo los rastros de un cristal roto, cada vez se fragmentan más.

No voy a admitir que estoy mal
 ¿Qué sentido tiene? No me va a quitar el mal.
No estoy enferma, no me va a curar.

Sin embargo, muchos dicen que el cansancio se me denota en el mirar, pero a mi la voz no me sale para intentar negar.


¿Y si no me mato yo? ¿Quién lo hará?
¿Mi ansiedad?
¿La depresión?
¿Quién mi cabeza hará rodar?
¿Y si me anticipo y salto del quinto?
¿Ganaré esta extraña carrera por quién se lleva mi vida?

¿Morir es ganar?
No me gusta perder, pero tampoco quiero morir.
Aunque estoy tan cansada...
No siento mis pies ni hallo aire.
Respirar cuesta, todo me cuesta.

Me canso de intentar, ya no quiero seguir.
Estoy aburrida, tan aburrida que no se siente nada.

Y lo detesto.

Las palabras que a falta de valor, ahora las llevo en la piel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora