Ella estaba ahí,
Tan destruida,
Tan vacía,
Tan perdida...
Solo se detuvo frente a un inmenso espejo y levantó su oscura mirada para finalmente permitirse encontrarse,
Se vio y comenzó a entender que aún con su dolor y sus miedos a flor de piel, seguía luciendo hermosa,
Hermosa cual compleja pintura, una merecedora de quedar en la historia, quizá en los muros del Louvre.
Es compleja, sí, como cualquier pintura de confusos trazos,
Trazos que no muchos entienden, no muchos la comprenden.
Una pintura que no saben apreciar...
Por eso, ella se sonrió, se sintió, se observó y se amó.
Sonrió al entenderse, al entender que sus inseguridades siempre la harían más bella.
Sintió su corazón latir, aunque estuviese roto, aún bombeaba
Se observó y capturó cada detalle de sí misma en su memoria... Desde sus manos que aún temblaban hasta sus ojos rojos y con marcadas ojeras.
Se amó, se amó tanto que no se permitiría verse así de nuevo...
Y ella misma se comprendió, comprendió que sí es perfecta (a su manera)
Sí, incluso con esa nube de pensamientos que la volvían un caos.
Con todo esto siguió siendo arte.
Quizá arte caótico.
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Las palabras que a falta de valor, ahora las llevo en la piel.
PoésieEsto es más un desahogo de todo aquello que sentí, lloré y quise gritar, pero por alguna razón las palabras nunca salían, se quedaban en mí, en un nudo en la garganta que me sofocaba y me obligaba a callar. He aquí cada cicatriz.
