La luna creciente adornaba el cielo nocturno con rayos plateados que atravesaban las nubes nebulosas, era una luz tenue que penas se colaba por la ventana pero era suficiente para observar con claridad el piso amaderado de la habitación.Su respiración pasiva era lo único que indicaba que la habitación estaba ocupada. Su pecho subía y bajaba constantemente marcando un ritmo lento y casi mecánico. La calma se desprendía de cada poro de su piel pálida. Sus ojos ambarinos estaban conectados a un punto específico en la pared del costado.
Muchas veces solía pasar noches enteras viéndola sin darse cuenta. Siempre perdía la noción del tiempo y la persistente oscuridad del cielo hacía que le resultara incierto deducir si la noche empezaba o estaba a punto de despedirse.
Para ella era deprimente y patético.
Relamió sus labios ante la sensación de resequedad. Estaba sedienta pero no tenía ánimos levantarse de la comodidad de la cama.
Unos pasos se acercaban y dejó de lado sus pensamientos, alejó sus ojos de la pared y se enfocó en la dueña de ese caminar temeroso.
Una sonrisa triste se apoderó de las facciones enfermizas de aquella mujer cuando sus ojos se encontraron. La visitante nocturna no se sorprendió al encender la luz opaca de la habitación y encontrar a Eris despierta, raro sería encontrarla dormida.
Se quedó parada en el umbral, en una mano cargaba un vaso de cristal con agua y en la otra traía una vela rosa palo que desprendía un suave aroma a rosas.
Eris irguió su cuerpo para quedar sentada sobre el mullido colchón adornado con suaves telas de azul marino. La miró con ojos apenados, la expresión de lástima era tan obvia aunque mantuviera el rostro serio como siempre. Era imposible saber lo que estaba pensando, últimamente había estado muy al pendiente de Eris y la chica no sabía si tomarlo como algo buno o todo lo contrario.
La chica en la cama esbozó una sonrisa suave y se talló los ojos con pereza. No podía dormir pero el cansancio y la repentina presencia de la luz le hizo lagrimear.
—No cenaste y aún así no puedes dormir, la otra vez me aseguraste que tu insomnio se debía al atracón de comida que tuviste en la casa de ese niño. ¿Hay algo que te preocupe o deberíamos buscar a un médico?
Eris permaneció en silencio por unos segundos y luego le respondió con voz ronca que estaba bien, no había nada de lo que preocuparse.
—No le puedes mentir a tu madre.
Ojalá fuera verdad.
La figura de Sereia se aproximó con lentitud, su estado de salud era deplorable pero aún así no dejaba de preocuparse por su hija. El camisón blanco de satín dejaba a la vista su cuerpo esbelto que parecía no cambiar con el pasar de los años al igual que su cabello negro azabache sin la presencia de una sola cana que perturbara en su cabellera.
Sereia y Eris tenían un parecido innegable, los mismos rasgos finos y una frialdad innata en su expresión. Y sus ojos, exactamente iguales. Los únicos dos pares de ojos miel que continuaban observando aquella casa.
Sereia caminó lentamente hacia el buró dejando con suavidad las cosas que trajo por intuición. Miró a Eris con atención y dejó salir un bufido de molestia, el colchón se hundió cuando se sentó en la cama junto a su hija.
—Mantén la cabeza en alto aunque el mundo se desmorone— la tomó del mentón e hizo que irguiera la cabeza que sin ser consiente había agachado. El toque era más agresivo de lo que parecería en ojos ajenos.
Eris quiso arrugar la cara ante esa orden disfrazada de consejo. Apartó la mano de su madre con la misma agresividad y obtuvo una mirada de desprecio.
Sereia Garvan.
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Inferno || Megumi Fushiguro [En Hiatus]
Fanfiction"Diabla tú eres mala, lo presiento." Megumi Fushiguro x Oc Female AU Jujutsu Kaisen FanFic Contenido +18. Créditos de ilustración a sus autores correspondientes.