Las flores me contaron

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Existía un siniestro ambiente con una brisa sofocante, los dragones estaban mudos por lo que observaban en los límites montañosos de sus tierras.

Las piedras portaban sangre seca con su fuerte hedor, en los suelos había cadáveres tanto de hadas atravesadas por flechas de metálicas de la espalda como de dragones despedazados. Una cruda batalla hubo allí.

Eijiro era uno de los que verificaba lo que ocurrió, su rostro estaba descompuesto entre la sorpresa y horror de mirar los cuerpos en el suelo. El sonido de las rodillas de Mina caer al suelo con un gimoteo le alarmó a seguirla.

—Katsuki...

Lloriqueó la mujer abrazando el cuerpo en heridas cubiertas por la capa aterciopelada. También estaba muerto.

—¿Qué pasó aquí? —La voz de Eijiro tembló consternado de ver a su viejo amigo sin vida.

Los últimos días notaron que Katsuki tenía marcas de heridas quemantes que estaban sanando cuando volvían a reactivar, en especial el rostro o las palmas, ahora llevaba más de la habitual.

—¡Las hadas! ¡¿Por qué harían algo como esto?! Les entregamos al rehén a salvo, ¿no?

Quejó Yamada, uno de los dragones que estaba inspeccionando el entorno. Aizawa que comandaba esa escuadra cruzó los brazos cabizbajo y abstracto.

—Esto rompe el acuerdo, ¿qué haremos Aizawa? Atacaron en nuestros territorios, la guerra sigue.

—No —intervino pronto Aizawa. Miró a los demás frustrados de ver las bajas de la tribu—, no parece que fueran agredidos por hadas, sus heridas son garras y golpes. Otro dragón los acabó.

Dio unos pasos acercándose al cuerpo que abrazaba Mina con Eijiro a su lado, se puso de cuclillas también descubriendo despacio y con cierta amargura el cuerpo del rubio, atravesado en el torso por armas y la piel con quemaduras por tacto.

—Tenías tanto potencial...

Lamentó en voz baja mirando el rostro calmo que nunca acostumbró a ver en alguien como Katsuki.

—¿Entre las hadas está Izuku Midoriya?

—No, solo la escolta que lo recogió del valle. De hecho, no está... ¿Se habrá ido? —Respondió Yamada mirando de un lado a otro buscando alguna pista.

Aizawa suspiró rascando su cabello desalineado.

—Todo indica que cumpliste tu cometido... —dijo con voz suave devolviendo la capa a cubrir el torso del rubio.—No levantaremos en contra de la Orden Feérica, esto no debe desembocar en más problemas.

—¡Pero asesinaron a Katsuki! ¡¿Por qué ignoramos esto?! —Determinó Mina frustrada por el frío cuerpo de su amigo en manos.

—Katsuki se sacrificó para que no extendiera más el conflicto, por eso se encargó de la emboscada por sí mismo, las hadas no tuvieron nada que ver...

Lamentó con melancolía poniéndose de pie y llevándose las manos a los bolsillos.

—Tenemos que hablar de esto adecuadamente con el consejo, es delicado.

Los peñascos del límite del Valle Dracomante se volvieron un sitio de susurros y varias cuestiones entre la tribu. No se sabía certeramente lo que sucedió, solo hubo bajas en ambos mandos.

Izuku intentó volver por su cuenta al punto en que las hadas le señalaron, el sitio que su propio instinto le hacía acercar. Entre tanto cansancio y estrés luego de días su cuerpo sucumbió a caer a inicios del bosque.

De no ser por las flores, el joven hubiera muerto. Fueron oportunas en notificar la localización del elegido a la Orden Feérica quienes rápido lo acogieron inconsciente llevándolo a su localidad en las profundidades del bosque que aún conservaban como territorio.

Mis esmeraldas [BkDk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora