El tiempo para razas tan longevas como era un dragón o un hada pasaba en un parpadeo. Desde que Katsuki se volvió el vigilante personal de Izuku habían pasado tres años, y en ese tiempo el hada se volvió más seguro de sí mismo, más expresivo.
Ya no tenía esa escabrosa sonrisa andante afirmando cualquier nimiedad que los dragones amenazaron hacia él, pero existía algo que en ocasiones sacaba de sus casillas a Katsuki.
—Eres de la realeza o algo así, ¿no? Compórtate como uno y calla a los insolentes —Reclamó Katsuki molesto mientras limpiaba de nuevo uno de los muros del límite de la casa que recientemente fue rayado con maldiciones que ahora el hada sabía leer.
—Soy un prisionero, ¿cómo voy a actuar así con ustedes los dragones? —Susurró incómodo de la sugerencia—, yo sería el insolente, ¿y si me castigan? No quiero causar problemas.
—Nadie va hacerte daño, mi prioridad es mantenerte a salvo, eres un rehén privilegiado. Y si hay un osado que lo intente lo mataré —concluyó mientras frotaba un trapo mojado en los garabatos del muro que le deseaban lo peor al hada.
Izuku estaba de cuclillas frente al balde agua mirando su reflejo, tomó un trapo para humedecerlo y retomar la limpieza de las palabras que le deseaban la muerte. Antes no tenía idea de qué significaban todos esos garabatos que los dragones llegaban a pintar en los muros de su hogar, ahora resultaba cansado leer toda clase de maldiciones y odio implantado en eso.
—Sí, claro... —susurró decaído.
—Deberías decir algo como "soy Izuku Midoriya, cuiden su maldita lengua dragones insolentes" —dijo con un gruñido gutural que pronto ablandó en una cínica carcajada por la reacción de horror del pecoso.
—¡Eso es horrible! Soy un prisionero, ¿cómo crees que diría algo como eso? —su gesto se tornó nervioso de solo imaginar algo así. Katsuki miró de un lado a otro para asegurar que estuviesen solos antes de responder.
—Te recuerdo que estás aquí porque la tribu te tiene miedo, trata de calmarte que la naturaleza está reaccionando —advirtió frotando con mayor fuerza la pintura del muro.
Izuku respingó al darse cuenta que en el perímetro donde estaban sus pies había brotado tierno y verde césped, suspiró resignado torciendo una mueca. Últimamente no estaba conteniendo bien esa energía que le gustaba a la naturaleza para crecer, pero al menos sus alas sabía ocultarlas bien permaneciendo en su forma humana.
—Kacchan, es más difícil hacerlo... ¿crees que puedes entrenarme de nuevo? —Solicitó de cuclillas mientras limpiaba la parte baja del muro.
—Soy un dragón, no tengo idea de como deberías... —refunfuñó entre dientes arrugando el entrecejo. Desde luego que eso sucedía por dejar a Izuku expandirse un poco más en todos los ámbitos, el único remedio que se le ocurría era regresar al hada a ser alguien reprimido, por nada lo haría.
El menor le generaba un placer culposo, le gustaba su radiante sonrisa y la mirada que le implantaban sus ojos verdes lo dejaba pasmado con un revoloteo en su pecho, ninguna gema o metal precioso le volvió a dar esos sentimientos codiciosos como un dragón normal. Si tan solo pudiera tocarlo...
Katsuki bajó su mirada color granate para observar de reojo al menor concentrado en el muro que tallaba con un trapo mojado, inconscientemente su sonrisa apareció por ver las lindas facciones, sin embargo, al momento de distracción no se dio cuenta de una bola de agua del tamaño de una cabeza golpeó la nuca de Izuku haciendo que se impactara el rostro contra la pared.
Las infantiles carcajadas se escucharon detrás de ellos, eran niños dragones merodeando con su formas híbridas y descubriendo sus elementos. Pequeños cuernos en sus cabezas, escamas en el perfil del rostro y brazos así como delgados colmillos que sobresalen en los labios.
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Mis esmeraldas [BkDk]
FanficLa orden feérica perdió a su heredero y ahora se mantienen al margen contra la tribu Draconiana. Izuku es el joven príncipe que ha estado cautivo desde que tiene uso de razón en la tribu de los dragones, solo conoce ser odiado y maldecido hasta que...