Paradigma (Traducción)

Capitulo 8

Draco miró su reflejo y dejó a un lado mil recelos. Tenía que estar completamente loco para seguir adelante con esto. ¿Cómo diablos había permitido que los ojos de cachorrito de Harry y su rabieta lo llevaran a tomar una decisión tan estúpida? Se preguntó si todavía habría tiempo para comprar algún producto Weasley que indujera vómitos, escalofríos y fiebre.

Harry entró en la habitación y el solo verlo hizo que Draco olvidara la idea descarriada. Harry era impresionante. Estaba vestido como Uther Pendragon, con una túnica roja adornada con el león de Inglaterra en oro brillante. Vestía de negro debajo, que lo cubría desde el cuello hasta las muñecas. El cuello abierto de la túnica exponía el brillo de la cadena sobre el negro. Una corona dorada con joyas adornaba la parte superior de su cabeza y habría parecido monarca en cada centímetro si no fuera por el hecho de que actualmente luchaba por sujetar la capa roja alrededor de su cuello con un broche de cabeza de león. Frunció el ceño y tiró de la tela.

"Maldita cosa", murmuró, todavía caminando hacia adelante distraídamente. Sus botas negras hasta las rodillas brillaban. "¿Cómo funciona esto?"

"Déjame", dijo Draco, caminando hacia adelante y apartando las manos de Harry. Los ojos verdes se fijaron en los suyos y Draco se rió al ver sus gafas. Parecían incongruentes con el traje de época.

"¿Parezco un idiota?" Harry preguntó secamente.

"Pareces un rey", dijo Draco mientras abrochaba el broche en el cuello de Harry y ajustaba la capucha. "Un rey muy follable", añadió.

"Si te pareces en algo a Tor Bloodhorn, sé por qué Uther no tenía autocontrol", respondió Harry.

Draco le sonrió, aunque era extraño mirar a Harry con desprecio cuando normalmente tenían la misma altura. Había sido sugerencia de Harry que ambos se vistieran como muggles, aunque formaba parte de una historia que curiosamente estaba ausente en la historia muggle. En el mundo mágico, Merlín era incluso más famoso que en la leyenda muggle, pero Uther casi lo era. Aunque Uther Pendragon se había casado y engendrado con el ilustre Arturo, se rumoreaba que había salvado su reino de repetidos saqueos por parte de los vikingos al mantener una relación a largo plazo con un prominente jefe vikingo llamado Tor Bloodhorn.

Con ese fin, Draco vestía calzas de cuero beige y una túnica de piel de lobo. Sus botas habían sido levantadas mágicamente para ganar altura extra y se elevaba varios centímetros por encima de Harry. Tenía ligas cruzadas alrededor de las pantorrillas y había pasado varias horas ajustándose a ellas para poder caminar correctamente sin tropezar.

Había decidido no usar peluca, sino que había oscurecido su propio cabello hasta dejarlo en un rubio sucio y lo había alargado para trenzar tiras de cuero multicolores, con trozos decorativos de cuentas y huesos. Encima de su cabeza descansaba un incómodo casco vikingo rematado con afilados cuernos blancos.

"No creo que Uther usara gafas", dijo Draco.

Harry sonrió. "Estarán cubiertos por mi máscara, idiota". Blandió su varita y convocó su máscara desde la mesita de noche. Parecía relativamente real, cubierto de eslabones de cadena y reluciente de joyas. Harry se lo puso sobre sus gafas y Draco suspiró. Él había estado en lo cierto. Todos allí reconocerían esa imposible mata de cabello negro, así como el inconfundible aura de heroísmo de Harry. La personae de Uther era perfecta para él.

Draco se volvió hacia el espejo y se bajó su propia máscara, que era una extensión del casco. Estudió críticamente su imagen y tuvo que admitir que estaba casi irreconocible. Sus rasgos estaban casi completamente cubiertos por la máscara con bordes de piel y el casco, así como por las gruesas trenzas que caían sobre sus hombros y bajaban hasta el ancho cinturón que ceñía su cintura. Llevaba un hacha pesada atada a su cinturón.