Cap. 6

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Me encontraba corriendo entre los árboles como un jaguar, a 4 extremidades, sobre el suelo, mi garras parecían no poder contenerse por la adrenalina que me provocaba y marcaba mis pasos con fuerza, el ser perseguido por los ancianos del pueblo simulando está cacería.

¿Cuánto más tiempo faltaba?

Corría sin un punto fijo los globos salpicaban la sabía de árbol con furia a mi alrededor, tenía pegado a mi rastro a un anciano que no dejaba de apuntarme, ya tenía algunas manchas de tierra por las salpicaduras de las sabía y mi carrera entre las ramas, pero aún no me encontraba tan cansado... Quedé impresionado de la resistencia que me dio está forma de jaguar, me acostumbré a correr a cuatro patas y de no ser por esta prueba lo estaría disfrutando.

Me sentía libre; grande, con fuerza. Me sentía rápido; animado y que podía correr una maratón... Y luego me caí.

— Aghhh me lleva el...!— me corté a mi mismo al caer de una pequeña colina, tal fue mi emoción que no vi mi camino y quedé con las patas traseras al aire y mi cara en la tierra, no pude ni reaccionar cuando un globo de sabía me golpeó en la cola salpicado mi cuerpo y quedándome inmóvil por desición propia.

Más tarde esa noche, nos formaron de nueva cuenta, el frío no nos afectaba por nuestro pelaje o plumaje de la mayoría, pero algunos parecían reptiles y los pusieron más cerca de la fogata.

— Bien muchachos!— espetó el anciano que comenzó la prueba

— No están tan mal para desconocer de este mundo— Golpeo el suelo con su basto volviendo a la normalidad

— Descanse por esta noche, sus familias los esperan y quitense esa sabía de encima o mañana se les pegara más mugre que hoy— no dijo nada más y regreso a su casa dejándonos detrás, mis compañeros regresaron a la normalidad y yo solo me tape con la cobija que mi madre me trajo... Pero olvide la sabía y se me quedó pegada.

— Oye ma, esto de ser animal no está tan mal, me gustó correr por el monte— dije con una sonrisa tratando de quitarme la cobija de mi espalda baja

— Hay mijo, tu abuelo también lo disfrutaba, siempre quiso que pudieras hacerlo desde chico pero teníamos miedo— respondió mi madre y mi abuela la sujeto del brazo

— Pero tenemos que cuidarlos y enseñarles a cuidarse, esa gente rara está tras de nuestro pueblo y no podemos dejarlos solos... Si algo llegase a pas...— mi abuela la sacudió y mi madre guardo silencio

— Hay mijito— replicó mi abuela — Que bueno que te gustó, solo no te confíes, tenemos que ver cómo hacer que no andes animal todo el día— entro a casa y yo fui a darme un baño.

El agua se sentía un poco más caliente de lo habitual, me olisque y tenía un aroma fuerte y distinto, no era un sudor de humano normal... Eso me preocupo, así que me talle bien esa noche y me quedé pensando en el mañana.

— Cómo terminará esto?

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⏰ Última actualización: May 24 ⏰

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