Dinamarca.

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Estamos en pleno vuelo, el está dormido a mi lado plácidamente, así que le acaricio suavemente la cara para evitar que se despierte y lo miro como si fuese la última vez de mi vida que lo voy a ver, cada gesto cada movimiento involuntario, cada puchero que hace estando dormido y se me encoje el corazón en un puño al pensar que estuvo apunto de morir, lo amo demasiado y no podría haberlo superado siquiera, estoy completamente segura de ello.

Ya queda poco para que lleguemos a Dinamarca, la estamos sobrevolando ahora, está todo verde en comparación con Nueva York que hay mucha polucion y contaminación, aquí hay el doble de árboles y más parques naturales, la pista del aeropuerto está a las afueras de la ciudad, notamos como el avión va descendiendo suavemente y sin ningún tipo de emergencia, cuando llegamos a pista y para el avión aplaudimos todos los pasajeros y poco a poco nos vamos bajando del avión. Cuando nos acercamos a coger las maletas, me pidieron que les enseñará el pasaporte, así que lo busqué en el bolso y lo saqué los bolsillo en el que estaba y se lo enseñé, me dejó pasar y fuimos con las maletas donde se encontraban los taxis para coger uno.

Cuando nos acercamos amablemente nos dijo a donde queríamos ir e iker le dio la dirección.

No estábamos muy lejos del aeropuerto, a unos 15 minutos en coche, nos adentramos por un camino de tierra con muchos árboles alrededor, seguimos un poco más hacia delante y me encuentro con una casa estilo señorial preciosa, con un gran porche y una pequeña fuente en medio, el taxi para a un lado de la puerta y nos ayuda a sacar las maletas y luego nos dice que tengamos un estupendo día y se marcha.

Así que vamos andando hacia la entrada y veo que poco a poco se abre la puerta y veo a dos personas altas y delgadas, uno tenía una blusa de color verde con unos pantalones marrones que parecía de pana y unas deportivas y el pelo rizado canoso mientras que la mujer tenía un vestido verde militar ajustado al cuerpo con unas deportivas negras y el pelo recogido en un rodete bajo y cuando estamos a dos pasos de la casa se abalanzan sobre mí y no me dejan de abrazar, pero sobre todo le decían al hijo que tenía suerte de haber encontrado a una mujer como yo.

Le contesté

- Me siento agradecida de que piense eso de mí, de verdad, hemos pasado un tiempo complicado pero Iker y yo estamos en nuestro mejor momento - le sonreí y apreté con suavidad la mano de Iker, que me devolvió el apretón.

- Por cierto, soy Jimena y este es Osvaldo, madre y padre de Iker - me respondió.
- Amber, encantada de conoceros - les dije visiblemente nerviosa.

Pasamos dentro de la casa e iker se fue con el padre y la madre me enseñó la casa y entramos en la habitación donde nos íbamos a quedar esas dos semanas, es impresionante cuando entras tiene en el medio una cama de matrimonio con postes hasta el techo y cubiertos con tela antimosquitos, muebles estilo señorial y dos mesitas de noche del mismo estilo, el suelo es de loza blanca y las paredes son blancas con líneas ribeteadas en dorado y entrando en el cuarto de baño lo primero que ves es un lavabo doble con encimera en cuarzo negro y grifos de oro y el váter es de los que te limpia con chorros y una bañera ancha con grifo de oro y ancho, el suelo de mármol blanco con una alfombra de color beige.

Cuando he terminado de colocar la ropa de los dos en los armarios, me cambio de ropa y bajo hacia el salón, estoy bajando las escaleras cuando escucho que el padre le dice a Iker...

- Es guapísima y tiene un pelo que parece fuego y unos ojos preciosos, me alegra mucho saber que hayas encontrado a alguien que te haga feliz, no espero otra cosa que seas feliz - le dijo.

- Muchas gracias, papá, hemos pasado por mucho, pero realmente me he enamorado tanto de ella que no veo mi vida sin ella - le contestó Iker.

Carraspeé para hacerme saber que me encontraba ahí y cuando se dieron cuenta iker se sonrojó y el padre sonrió de oreja a oreja, como si le gustase lo que sus ojos estaban viendo.

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