[Elena]
[Dos días después]
Dos días han pasado ya desde aquella noche que pensé que se acabaría y no fue así, estos dos días me han hecho cosas horribles, me siento muy sucia a decir verdad, Isabel dijo que mis padres vendrían hoy a cenar, el vestido y los accesorios ya estaban aquí en la habitación, estoy bajo amenaza, no tengo que hacer shows, tampoco decirles las cosas que pasan aquí o las pagaré caro y no quiero eso.
Las sirvientas, me arreglaron, taparon mis ojeras, los moretones, aruños, arreglaron mi cabello y lo demás, me pusieron mi vestido para esta noche, es color anaranjado pastel, lindo a decir verdad, me recuerda al otoño.
Escuché ruidos al bajar las escaleras, son mis padres ahí estaban, sonrieron ampliamente al verme hice lo mismo, ella también estaba ahí, Isabel.
—¡Mi princesa!—Dijo mamá dándome un fuerte abrazo.
—Hola mamá—Sonreí, ví a mi padre el está esperando un saludo de mi parte— Hola a tí también papá— El sonrió al escucharme.
Pasamos todos al comedor, sirvieron varías comidas típicas de aquí, mis padres conversaban con Isabel, me sorprende su nivel de actuación.
—¿Cómo vas hija? ¿Te estás portando bien?— Pregunto mi padre.
—Más que bien ¿No es así, Elena?— Dijo Isabel viéndome fijamente, un escalofrío recorrió mí cuerpo.
—Sí—Metí una cucharada de comida en mi boca.
Todos seguían conversando, las sirvientas también son grandes actrices. La cena terminó, llegó la hora de despedirse, no quiero que se vayan.
—Cuídate mucho hija— Dice mi madre.
—Gracias mamá, cuidense ustedes también.
Ambos salieron por aquella puerta dejándome con esta psicópata.
—Bien mi pequeña muñeca, sube a la habitación, quiero relajarme está noche, se una niña buena y obedece.
Subí sin más remedio, al llegar a aquella habitación, espere sentada en un sofá viendo hacía la ventana.
—Ya sabes que hacer—Dice Isabel entrando.
Me levanté de la cama, comencé a quitarme el vestido, en este momento lloraría.
—Ya—Dije, estába solo en ropa interior frente a ella.
Isabel se acerca a mí, una de sus manos juega con el elástico de mis bragas, con su mano libre desabrocha mi sostén haciendo que mis senos queden totalmente expuestos.
—Será divertido, Elena—Dice escondiendo su rostro en mi cuello.
No sé cuántas horas pasaron, mi cuerpo me dolía, vi que mi abdomen estaba lleno de marcas, al lado de la cama está Isabel dormida todavía, trató de levantarme pero ella enrolló su brazo más a mi cintura.
—¿A dónde vas?— Preguntó soñolienta.
—Tengo hambre, quiero desayunar— Dije sin ganas, trate de moverme pero ella me volvió a acostar, está vez encima de su pecho.
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Esposa por la fuerza.
RomanceEn el pequeño y remoto pueblo de San Sebastián, las tradiciones son ley y las deudas familiares se pagan con la vida de los hijos. Elena, una joven soñadora con un talento excepcional para la música, ve sus aspiraciones de estudiar en la ciudad trun...