Capítulo 31

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Adhara's pov

—Es hora.— anuncia Mattheo el cual me sostiene la mirada por un par de segundos donde la pena y tristeza nublan sus ojos.

Yo solo suelto un pesado suspiro de resignación ante lo inevitable y asiento lentamente para comenzar a caminar.

Con cada paso que doy siento mi cuerpo más pesado, como si el vestido de seda y gasa negra que cubre mi cuerpo fuera de plomo y cemento prohibiéndome avanzar.

El velo negro que cubre mi rostro y que llega casi hasta mis caderas se siente asfixiante y sofocador, haciendo que cada respiración se haga más difícil que la anterior, al borde de sentirme mareada por la falta de aire.

Pero sé que todo está en mi cabeza y mientras se quede ahí lo puedo controlar.

<<Al final todo valdrá la pena.>>

Tomo una última bocanada de aire antes de que las puertas del gran salón se abran.

Todos los presentes se detienen al vernos entrar y se hacen a un lado para permitirnos el paso entre el mar de miradas curiosas que me inundan.

Son pocos los que conocen mi identidad y eso debe seguir siendo un secreto por órdenes del Señor Obscuro, así que es natural ser el foco de atención, después de todo seré el espectáculo principal.

Mi corazón late con fuerza desenfrenada pero mi fachada se mantiene serena, mi espalda recta, mi cabeza bien levantada y mis pasos seguros.

Es lo que se espera de mi.

Fuerza y poder.

Llegamos hasta donde el Señor Tenebroso se encuentra sentado en su trono sobre un gran templete, acompañado sólo de sus seguidores más leales.

Cada uno viéndome con un sentimiento diferente.

Bellatrix LeStrange me mira con completa atención analizando con detenimiento cada uno de mis pasos, se me había informado que ella será mi nueva mentora a partir de hoy, su mirada enloquecida y su comportamiento infantil me dan escalofríos, pero supongo que parte de su locura se debe a su vida en Azkaban, después de todo hace poco salió de ahí.

El perro de Greyback y los hermanos Carrow me miran con odio y recelo absoluto; mientras que Rodolphus LeStrange y el Dr. Dolohov no podrían estar menos interesados por mi presencia. Lucius parece divertido por toda la escena mirándome con una chispa de burla en sus ojos, muy similar a la actitud altanera de mi padre.

Su pecho inflado y porte orgulloso cual pavoreal, regodeándose de toda la situación, como si este fuera un momento para celebrar. Si tan solo supiera que su "amada hija" intentó arrojarse a las vías del tren tan sólo hace 24 horas con tal de no tener que pasar por esto.

Al pasar frente a él me detengo un segundo y miro en su dirección. Sé que no puede ver mi rostro, pero la simple acción lo paraliza, haciendo que su actitud altiva cambie a una de incomodidad.

<<Al menos ya no tiene su estúpida sonrisa.>>

Llegamos ante el trono de Voldemort el cual está hecho de obsidiana y este se pone de pie dándonos una sonrisa de autosuficiencia mientras Nagini serpentea a su alrededor poniéndome aún más nerviosa.

—Mi señor.— enuncia Matt a modo de saludo.

Veo cómo él hace una pronunciada reverencia ante su padre, la cual debería estar realizando yo también, pero solo puedo mirar al monstruo que me ha arrebatado todo. Matt hace un carraspeo con su garganta sacándome de mi ensoñación y recordándome lo que debo hacer.

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