1. Pray For Me

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El agua tibia de la bañera crea un ambiente envolvente, casi irreal, donde el mundo exterior se desvanece en una nebulosa de vapor y susurros. Hanazawa Teruki y Kageyama Shigeo se miran a los ojos, con una mezcla de desafío y deseo. Aunque sus caminos se han cruzado por diferentes razones y sus personalidades contrastan en muchos aspectos, hay una chispa innegable que los une en este momento íntimo.

Las gotas de agua resbalan por sus cuerpos desnudos, cada caricia es un puente entre sus diferencias. Teruki, con su confianza audaz y su necesidad de dominar, encuentra en Shigeo un misterio por desentrañar. Shigeo, por su parte, siente cómo su timidez habitual se disuelve en la cercanía de Teruki, transformándose en una curiosidad atrevida que lo empuja a explorar lo desconocido.

El juego comienza con un simple apretón de manos, una promesa tácita de no mirar atrás. La primera prenda cae al suelo con un ruido sordo, seguida por las demás, cada una simbolizando un paso más hacia la vulnerabilidad y el éxtasis compartido. La bañera se convierte en su santuario, donde los juicios y las inseguridades no tienen cabida.

Los suspiros y los jadeos se mezclan con el sonido del agua. Las manos de Teruki recorren la piel de Shigeo con una mezcla de ternura y firmeza, mientras que Shigeo, aunque más reservado, sigue cada movimiento con una intensidad que no deja lugar a dudas sobre su entrega. En ese espacio reducido, el erotismo florece sin restricciones, uniendo sus cuerpos y almas en una danza frenética y sincera.

No hay palabras necesarias, pues cada gesto y cada mirada hablan por ellos. En la bañera, el tiempo parece detenerse, permitiéndoles disfrutar del placer sin interrupciones. Es un elixir prohibido, un momento robado al mundanal ruido, donde ambos pueden ser simplemente ellos mismos, sin máscaras ni barreras.

La intimidad compartida en la bañera se convierte en un reflejo de sus verdaderas personalidades, una muestra de que, a pesar de sus diferencias, hay un terreno común donde pueden encontrarse y perderse el uno en el otro. Y es en ese encuentro donde encuentran un placer puro, una conexión que trasciende lo físico y toca lo profundo de sus seres.


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La sala de reuniones estaba iluminada por la luz natural que entraba a través de los amplios ventanales, ofreciendo una vista panorámica de la ciudad. Teruki Hanazawa, director de innovación, se encontraba sentado a la cabecera de una mesa de conferencias de mármol, rodeado por ejecutivos ansiosos por presentarle sus nuevas ideas para proyectos. Cada uno de ellos estaba impecablemente vestido, con presentaciones meticulosamente preparadas y gráficos detallados que ilustraban el potencial de sus propuestas.

Mientras un ejecutivo con entusiasmo exponía una idea sobre una nueva aplicación móvil que prometía revolucionar el mercado, Teruki asentía con la cabeza y sonreía cortésmente. Sin embargo, su mente vagaba en direcciones menos interesantes. Pensaba en la próxima reunión, en la larga lista de correos electrónicos que aún debía responder, y en la reciente conversación con un proveedor que había sido particularmente tediosa.

Los ejecutivos continuaban hablando, presentando una idea tras otra, cada una acompañada de estadísticas y proyecciones de ganancias. Teruki, aunque físicamente presente, se encontraba mentalmente desconectado. Sus pensamientos divagaban hacia la cena que había tenido la noche anterior, el sabor de la comida aún fresco en su memoria. 

White Polka Dots│TeruMobDonde viven las historias. Descúbrelo ahora