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5 - Hija de un Elfo

Cuando amaneció la luz del sol que travezaba las ramas de los árboles llegó hasta mis ojos y hizo que los abriera, Shin seguía a mis espaldas dormida y inmóvil. Esa chica si que tenía el sueño pesado, pero era un alivio saber que podía descansar sin importar lo que había ocurrido el día anterior, me levanté del suelo y sentía un dolor intenso en la espalda por dormir en el suelo, para quitarme un poco el dolor me estire y mi vista se alzó hacia las ramas de los árboles de nuevo, pero está vez pude notar algo que se movía.

- Alguien nos está cuidando, o simplemente nos mantiene vigilados?

La cabellera larga y rojiza de esa persona se movía con el viento, su movimiento era fluido como si bailara entre las ramas de los árboles, cuando la perdí de vista Shin se levantó estirando su cuerpo.

Shin - Buenos días!

Termino de estirarse para después sentarse en el suelo, frotó sus ojos con sus manos y con un largo bostezo se terminó de despertar.

- Buenos días, si tienes un sueño pesado.

Shin - Supongo que es genética de enanos, pero es y seguirá siendo un misterio. Nos vamos?

Comencé a cubrir con tierra lo que antes era una fogata, sacudí mis manos limpiando las del polvo y dije.

- Con que ánimos te levantas, Pero si ya es momento de irnos. Hay que hablar con Omega y decirle que su pueblo puede estar en paz, Pero se lo vas a decir tu.

Shin - Yo? Si yo no hice nada, el mérito es tuyo y nada más.

- No necesito mérito, necesito regresar a mi mundo.

Ella solo asintió con la cabeza y después regresamos al pueblo caminando, yo estaba mirando hacia las alturas esperando ver de nuevo esa silueta, pero en nuestro trayecto fue imposible hasta que llegamos al pueblo. Omega ya nos estaba esperando entre los árboles y su mirada sería, ya no se sentía con hostilidad.

Omega - Gracias por lo que hiciste aventurero.

Mire hacia todos lados buscando a la persona a la cual le dirigió la palabra, mire a Shiro y ella negó con la cabeza.

Shiro - No soy yo, yo soy una aventurera, el se refiere a un hombre.

Omega - Me refiero a ti Damián.

Eso me sorprendió, pensé que el que tendría que hablar con el sería Shin, pero esto me ahorra tener que estar viendo caras amargas.

- Yo no hice nada, era un idiota lo que mandaba a los lobos. Pero cómo te enteraste?

Antes de recibir una respuesta una chica salió detrás de el, era un poco más baja que el pero tenía el cabello rojo y rizado, sus ojos marrones y grandes. Usaba una túnica negra y con un arco en la espalda, un estuche de flechas junto al arco.

- Tu... Tu nos estabas siguiendo.

Shin - Que? Cómo sabes?

- Tu arma, no la puedo cargar yo, pero un elfo posiblemente lo lograría. No es así?

La elfa solo sonrió con confianza y dijo de una manera alegre.

Karen - Si no hubiera lanzado esa cosa, ese monstruo no hubiera pagado sus pecados.

Mire a Omega con molestia y ofendido por lo que había hecho, mandar a alguien que nos vigilará era mucho para mí.

- Parece que el líder de los Elfos no confía ni lo más mínimo en los humanos.