Los ruidos en su habitación trajeron a la pequeña Ann a la vigilia. Abrió los ojos lentamente, las cortinas de seda traslucían la luz de las lámparas de la calle donde reinaba un completo silencio, miró su reloj de muñeca, eran apenas las nueve de la noche. Las puertas de su armario estaban abiertas y podía oírse como en su interior abrían los cajones y movían sus vestidos ¿quién podía estar revolviendo sus cosas?. Ann se dio vuelta y apoyó su espalda entre almohadones. Al otro extremo distinguió la silueta de su madre, la reina Adela, que se movía entre las sombras y colocaba su ropa apresuradamente en una gran maleta. Adela se percató de la mirada de su hija, respiró hondo y se acercó hasta su cama ocultando el temblor en sus manos.
— Ann, debes alistarte. Hoy viajarás a Tyro con tus hermanos —dijo Adela y besó a su hija en la frente, se sentó a su lado y acomodó sus rizos negros detrás de las orejas.
—No quiero ir, que viajen Abel y Ares, yo quiero quiero estar contigo —respondió Ann y se frotó los ojos. Adela trajo a su hija contra su pecho en medio de un suspiro, percibió el olor a violetas de su cabello y continuó la conversación en un susurro.
—Será solo unas semanas, mi Ann, hasta que tu padre y yo podamos alcanzarlos. El emperador pronto restaurará la paz en el sur y podremos volver a casa—. Ann escuchó el corazón de su madre acelerado y frunció el ceño. Adela tomó aliento, no podía permitir que su perspicaz hija notara sus sentimientos desordenados—. El segundo príncipe, Valdrick, quien será tu futuro esposo, ha pedido por ti. Te acogerá en la ciudad sagrada hasta que Kuntur firme la paz con el imperio.
Una orden militar seguido por un coro de voces al exterior de la habitación hizo que el cuerpo de Adela se estremeciera, Ann con curiosidad se acercó a la ventana, y levantó con la yema de los dedos uno de los extremos de las cortina y observó el patio del palacio.
Mira a todos esos soldados —dijo Adela y observaron atentamente su marcha; un grupo rodeó el palacio y más de un centenar de ellos se dirigió hacia la avenida principal de Eridor con dirección a los laboratorios —. Han venido a protegernos, y velarán por la seguridad de todos los ciudadanos hasta que se restablezca la paz.
—¿Voy a conocer a Valdrick? —preguntó Ann volviendo la atención hacia su madre, soltó la seda y la penumbra volvió a la habitación. Adela asintió con una leve sonrisa.
—Es una gran fortuna, mi niña. Serás su emperatriz, la ciudad sagrada y todo el continente de Hamman será tu hogar, gobernarás los cinco reino. Desde sus altas torres, podrás ver los cinco reinos. En los días despejados, más allá del mar, se puede distinguir Eridor. Será como estar en casa.
Atrapada por la visión de su nueva vida, insistió en usar su mejor vestido. Adela, aliviada de haber convencido a su hija, la ayudó y cepilló sus rizos negros, mientras le permitía soñar.
Hacía cuatro días que el ejército de Hamman, apodado "Los Santos", había aterrizado en Eridor, la capital de Erio, conocida como la ciudad del eterno resplandor gracias al proyecto de energía de fusión nuclear. Su llegada fue una demostración de poder con más de un centenar de naves y mil soldados. Cada uno de ellos vestía una cinta amarilla en la cintura, símbolo del ejército del emperador.
Con el pasar de los días, la convivencia entre santos y erios se volvió hostil. Al caer la tarde, el general Valkran ordenó recluir a mujeres, ancianos y niños en el sótano del palacio, y exigió que los hombres se alistaran para la defensa de la ciudad. Eridor, sin desearlo, se convirtió en el centro de las fuerzas del emperador en el sur. Nadie fuera de Eridor conocía sus tácticas para usar a los ciudadanos como escudos y rehenes. A ojos del continente, los estaban protegiendo de un inminente ataque de Kuntur. Los Santos serían el escudo de todos.
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Sobre todas las cosas INCOMPLETAS©
Fiksi IlmiahUn príncipe guarda un secreto en la sangre con el cual intenta proteger su reino de una invasión inminente. El tercer hijo del emperador se esfuerza por salvar a su sobrino, el heredero del imperio, de la manipulación política. Un grupo de científic...