Serie de One Shots inspirados en canciones, poemas, ideas, imágenes sobre el KakuIza.
➺ Los personajes no me pertenecen.
➺ Correcciones de ortografía después.
➺ KakuIza only (con una muy ligera mención de otras parejas)
➺ No copias y/o adapt...
Desc: Kakucho ama con su vida a Izana, lo ha hecho desde que era un niño y las cosas, aún con el pasar del tiempo, no han cambiado nada.
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Sonríe lento, tomando las flores entre sus manos. Son bonitas, muy frescas y bastante pequeñas. Con todo el esfuerzo del mundo, sacando ligeramente su lengua para concentrarse más, se siente orgulloso de su trabajo. Las hortensias le recuerdan a él, son bonitas, pequeñas, moradas e irradian romanticismo.
Kakucho tiene solo once años, pero sabe que la sensación de felicidad en su pecho cuando pasa tiempo con Izana se debe a algo más que una simple amistad. Lo sabe porque su corazoncito late con mucha rapidez, sus mejillas se colorean de un vergonzoso rojo y sus manos comienzan a temblar cuando le tiene demasiado cerca.
Ha escuchado a los niños más grandes hablar de amor, una emoción que significa que quieres demasiado a alguien y quieres que este contigo el resto de tu vida, un sentimiento con síntomas muy parecidos a los que el tiene cuando está con el niño de ojos amatista y cabello plata.
Por eso se está esforzando, cuando se trata de Izana, Kakucho se asfuerza demasiado; en ayudarlo, halagarlo, abrazarlo, cuidarlo, protegerlo, cumplirle sus deseos y darle mucho obsequios. El año pasado, en navidad, le regalo un bonito par de aretes para los que junto durante meses dinero, recibió como agradecimiento un abrazo y un beso en la mejilla que le provocó sonrisas durante más de una semana. Lo más reciente es su regalo de cumpleaños, le dio un bonito peluche de oso color café claro con un conjunto de ropa y unos chocolates.
El invierno se acerca, nuevamente, pero el decidió comprar una bonitas hortensias, a un precio elevado debido a la fecha, y hacer algo especial con ellas para el bonito niño de piel canela.
Corre por los pasillos del lugar, buscando al niño de cabellos pltas y ojos de amatista, hasta llegar a su habitación. La abre con cuidado, entra en silencio y ve a Izana recostada en su respectiva cama. Se ve bonito, con su cabello plata despeinado, sus ojitos cerrados en finas líneas, sus boca rosada ligeramente abierta y tapado con las cobijas hasta los hombros.
Sus impulsos de niño son simplemente extraños, tiene once años, pero sabe lo que es un beso y sabe lo que significa. Sus manitas juegan con la corona de flores y finalmente se acerca, con inocencia y cariño deja un beso en los labios apenas abiertos, un simple toque lleno de sus sentimientos. Los cachetes se le calientan a horrores cuando Izana abre sus ojos púrpura y le mira sonriente.
—Hola— Izana habla, bajito y acostumbrando sus ojos a la luz, se levanta y mira a Kakucho
—Te traje algo— murmura de vuelta Kakucho, sintiendo su corazón latir fuertemente en su pecho con bastantes nervios en sus sistema
