Serie de One Shots inspirados en canciones, poemas, ideas, imágenes sobre el KakuIza.
➺ Los personajes no me pertenecen.
➺ Correcciones de ortografía después.
➺ KakuIza only (con una muy ligera mención de otras parejas)
➺ No copias y/o adapt...
Desc: Kakucho visita el cementerio en cada fecha importante que le recuerda a su amado.
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El aura triste que rodea el ser del muchacho cuyo aspecto luce decaído y en constante dolor llama, como en cada fecha importante, la atención deos hombres que cuidan el cementerio.
Ven al joven visitar aquella tumba en el fondo del cementerio, en una capilla cerrada bajo cadenas. Su visita es normal en cada primero de enero, catorce de febrero, catorce de marzo, la fecha de nacimiento de su difunto y en su fecha de muerte, también el día de muertos, los ocho de octubre, el veinticuatro, veinticinco y treinta y uno de diciembre.
Y repite el ciclo constante de fechas desde hace ocho años.
Los hombres, por aquellos que hacen limpieza en la capilla, saben que es una muy bonita, situada al final y en una esquina. Cerrada bajo cadenas que ellos mismos abren cuando deben cumplir su deber, es alta, bonita, de colores rojos y negro, además de toques blancos. Dentro, se encuentra la tumba, siempre rodeada de rosas, claveles rojos, tulipanes, jazmines y girasoles.
Amor eterno, unión espiritual, fascinación y compromiso.
Es ocho de octubre; para los cuidadores, una fecha desconocida, pero en la que saben que el pelinegro de cicatriz en el rostro estará ahí.
Y justamente así es, luce un traje negro y pulcro. Su cabello está ordenado y esta vez lleva un par de pendientes desiguales; uno largo y de plata, junto a uno bicolor negro-rojo.
Como es costumbre, el chico entra dando una leve inclinación de cabeza, en sus manos lleva un bonito ramo de rosas, flores de nube, girasoles y jazmines.
Le ven perderse entre el sendero largo hasta el final del cementerio. Y su sikiate se pierde al girar a la izquierda y continuar su camino.
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Kakucho nunca fue un gran fan de la soledad, lo descubrió no mucho después de conocer a Izana Kurokawa, entonces notó que el mismo se había resignado a la soledad, hasta que el albino llegó a su vida para volverla más amena.
Mientras camina, las palabras parecen perderse entre los largos caminos y las miles de lápidas.
Aprecia que la familia Sano haya hecho un ligar tan bonito y especial para Izana.
Con la llave que lleva en el cuello, se la quita y abre. La tumba de su amado está rodeada de las flores que más le gustaban, junto a aquellas a las que a Kakucho le recordaba el moreno.
