iv ━━ chapter four

171 29 8
                                    

iv. everything is a mystery















SÍ, LE GUSTABA LA COMPAÑÍA DE THESEUS. Adoraba que le trajera bocadillos y le preparara la cena todas las noches que llegaba, y si no lo hacía, no dudaba en dejar algo en la alacena o en el refrigerador. Pero ¿cuánto más iba a esperar a que la llevaran a la prisión mágica de Inglaterra? O tener un juicio donde poder defender sus derechos y ser deportada pronto a su país de origen. Adelaide podía librarse de los cargos en América, sabía que Tina haría cualquier cosa por ayudarla porque era su hermana mayor.

Tina haría cualquier cosa por Adelaide y Quennie, pero allí no estaba su hermana, ninguna de ellas en realidad y ese no era Estados Unidos. No estaba encerrada en un departamento en Nueva York, estaba prisionera en un feo y burdo lugar en el centro de Londres. Le gustaba cenar junto a Theseus Scamander, pero Adelaide añoraba su libertad. Extrañaba su casa, a sus hermanas y a todo lo que era parte de ella, hasta extrañaba al hijo adoptivo de Mary Lou, Credence Barebone, pero había quebrantado las leyes inglesas mágicas, no había chance de que la dejaran en paz, así como si nada. No sin un juicio al menos.

── ¿En qué piensas? ── Theseus estaba cocinando unos huevos, no había tenido tiempo de ir a comprar nada nuevo esa tarde. El trabajo en el ministerio era cada vez más extenso y con Grindelwald suelto, era muchísimo peor.

── Extraño a mis hermanas ── reveló. Durante el mes que llevaba allí oculta, Adelaide jamás había expresado ese sentimiento, pero lo sentía y no quería reprimirlo más ── ¿Cuándo será mi juicio o mi deportación? Hace semanas no sé nada de Tina o de Quennie.

── Yo... no lo sé, las cosas no se ven para nada bien con Grindelwald suelto.

── Pero lo mío no es tan grave, hace tiempo que debiste llevarme al ministerio, no tardarían mucho en dar una sentencia y sería libre. Puedo conseguirme un trabajo y pagar una multa.

── No es así de sencillo, Adelaide.

A veces sospechaba un poco de él, pero no sabía con exactitud por qué lo hacía cuando se veía lo serio que era Theseus Scamander. No era un hombre al que le gustaran las bromas, al contrario, ni siquiera consideraba que fuesen apropiadas. Se encargaba de sus propios asuntos, estaba al margen siempre y se dedicaba de manera única y exclusiva a su trabajo como jefe del departamento de aurores en el ministerio de magia británico. No era tan diferente a su hermana mayor, salvo por el hecho de que ella nunca llegaría a un puesto tan alto por ser mujer y porque su trabajo a diario peligraba por culpa de su inusual sentido de la justicia. Aquello distaba bastante de Theseus, quien se regía por las normas, por la lógica y no por su corazón.

Bueno, ¿qué podía saber Adelaide en realidad? Lo conocía de hacía un mes más o menos, un poco más quizás, ya no recordaba cuándo había visto la luz del sol sin estar a través de una ventana o de las cortinas.

── Un día me voy a escapar de este apartamento cuando te descuides y haré que me deporten las autoridades nomajs. En América me compraré otra varita, no lo sé, pero ten por seguro que un día llegarás y no estaré aquí ── amenazó Adelaide, un poco molesta. Theseus solo la observó en silencio ──. No me molesta estar aquí contigo, pero quiero ver a mis hermanas de nuevo. No me importa si no pude encontrarme con tu hermano como quería hacer en un principio.

── No deberías haberme dicho lo que planeabas hacer, eso solo me hará reforzar más la seguridad del apartamento.

── Deberías entregarme a los demás aurores del ministerio, no dejarme encerrada contigo en tu hogar. Comienzo a pensar que solo tú sabes que estoy ilegal con pasaportes falsos aquí y no has querido dar aviso.

El hombre soltó una risa amarga, carente de gracia y luego borró todo atisbo de ella.

── ¿Qué te hace pensar que yo haría algo como eso? Goldstein, dime una razón por la cual yo, sin siquiera conocerte, sin saber nada sobre ti, te mantendría oculta conmigo cuando eres una posible amenaza. ¿Quieres que te crea el cuento de que buscas a mi hermano? Para que lo sepas, Newt viajó hace varias semanas hacia tu querida América, no ibas a encontrarlo aquí de todas formas.

Eso podía ser muy cierto o lo bastante falso como para sacárselo de la manga en cuestión de segundos, y Adelaide no quería desconfiar, en serio, pero ahora le era imposible creerle la mitad de lo que decía a Theseus.

── Puede que sea verdad, pero eso no justifica que siga aquí y no en las instalaciones del ministerio.

── ¡Por Merlín, Goldstein! Las oficinas tienen mucho trabajo que hacer, las celdas están saturadas y de ninguna manera voy a enviarte a Azkaban por un delito menor como el de falsificar. Sí, no tienes los papeles para viajar a Inglaterra hasta en un par de años más, ni siquiera sé por qué, pero no voy a dejarte en ese lugar por eso.

── ¿Todo está saturado? Es una excusa buena, no voy a mentirte, señor serio, pero...

── ¿Señor serio? ¿Otra vez con ese ridículo apodo?

── ¡No me interrumpas, Theseus! ── chilló la muchacha. Una mujer en sus veintes daba mucho más miedo que un hombre adulto llegando a sus treinta años. Incluso cuando Adelaide no tenía su varita, llegaba a asustar al mayor de los Scamander ──. Solo quiero irme a casa, ¿es mucho pedir eso?

── Y lo harás, pero no creo que pueda ser ahora mismo.

── Dime una cosa, ¿saben de mí en el ministerio? Sé que tienes mucha influencia dentro como jefe de aurores, pero no creo que solo tú sepas que estoy aquí.

Theseus dejó los huevos sobre la mesa y se dirigió al refrigerador en busca de jugo de manzana o lo primero que encontrara allí.

── Nadie más que yo lo sabe, no he tenido tiempo de informarles por todo este asunto con Grindelwald...

── ¿Entonces? Mis hermanas deben estar muy preocupadas, les dije que volvería antes de que pasaran dos meses. No quiero estar enojada contigo, pero me engañaste y les has estado mintiendo a todos los demás. Terminaste con tu novia por esto.

── No, no fue así ── Theseus le sirvió un poco de jugo a Adelaide, sus manos temblaban, casi como si no pudiera con el peso del jarro ──. Jamás terminé con Leta por ti o por algo que tenga que ver contigo, fue un conjunto de muchas cosas que acabaron por deteriorar nuestra relación. Tú no tuviste nada que ver, ¿por qué serías la responsable de mi ruptura con Leta? Suenas como si fueras la otra mujer...

── ¿Qué? ¿De qué estás hablando, Theseus? Lo digo por lo de mi arresto y las mentiras que has dicho para encubrir que estoy aquí en tu apartamento ── Adelaide dejó el plato con el desayuno de lado, dejándolo todo en segundo plano para mirarlo a los ojos ── ¿O es que acaso tú piensas de esa forma?

── No, para nada ── respondió ──. Solo te veo como una chiquilla incontrolable y rebelde, aunque no sé nada de ti realmente. Mi misión es llevarte a las autoridades correspondientes.

── Y, sin embargo, sigo atrapada aquí ── le increpó sin despegar su mirada de él ── ¿Por qué no solo admites que eres un irresponsable? No estás hecho para ser jefe de aurores.

── ¿Y tú qué sabes, Adelaide? No me conoces tampoco.

── Es cierto, yo no sé nada de ti, no te conozco.

── Iré a mi habitación a terminar unos papeles que debo entregar mañana, espero que no necesites nada por unas cinco horas ── el hombre se levantó de la mesa dejando todo encima, sin haber probado ni un bocado de lo que él mismo había preparado.

── ¿Tanto te tardas en revisar documentos?

── No, solo no quiero hablar contigo por un rato ── escupió Theseus, enfadado.

¿Pero por qué era tan misterioso? ¿Por qué todo tenía que ser un secreto?

SERIOUS BOY, theseus scamanderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora