Capítulo 38

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Anastasia

Alejandra gruño con molestia cuando Dylan movió su mano y se corrió la pintura de su uña que nos hizo reír a todos porque la rubia está a punto de tirar el bote de uña por la cabeza a Dylan. Paso el pincel por uña de Javier, quien está concentrado en su celular. Siempre me pareció demasiado curioso las personalidades de los gemelos, pero los adoro con todo mi corazón y fue idea de los gemelos y Jonathan tener una pijamada con la rubia y simplemente no puede negar a pasar tiempo con ellos.

—¡Dylan, joder! ¡Deja de moverte! —Exclama molesta la rubia a Dylan.

Dylan suelta un bufido.

—¡Apúrate, Ale! ¡Se me está durmiendo la mano! —Le reclama con diversión y me hace reír—. ¿Entonces qué pasa contigo, Anastasia?

Levanto mi vista de la uña de Javier para mirar a mis amigos quien tiene sus ojos posados en mí.

—¿Qué pasa conmigo?

Jonathan me da un empujón que hace caiga esmalte en cubrecama y le devuelvo el golpe con fuerza porque es un tonto ¡Dios, mi madre me va a matar! —Exclamó mientras limpio rápidamente la pintura, pero lo único que hago es empeorarlo y suelto un bufido.

—Lo siento—se disculpa Jonathan cuando ve lo que hizo—, pero eres una bruta, me duele el golpe que me diste—dijo refregándose el brazo.

—Te lo mereces por estúpido.

Dylan me tira un cojín que lo esquivó y le cae a Jonathan en la cara, quien soltó otro gemido de dolor que me hizo reír. Alzo la mirada a Dylan, quien me está fulminado con su mirada.

—¿Volviste con Diego?

—Yo también quiero saber eso—se une Alejandra que me está mira de reojo—. ¿Volvieron a ser novios? Dime que sí porque los dos han estado cada vez más juntos y Cameron dijo que Diego está muy feliz últimamente.

—De seguro hasta ya tuvieron sexo, eso explicaría por qué sonríes y estás más relajada y no te estás arrastrando por el suelo, Amorcín—comenta Dylan con una sonrisa que hace reír a todos mis amigos.

—Eres un metiche, Dylan. Y tu novio, Alejandra, es un chismoso—digo sacando el pincel del pote de uña para pintar la siguiente uña de Javier—. No, no somos novios aún y no es de tu incumbencia mi vida sexual, Dylan.

Él suelta un bufido.

—¡Eres una amargada, Amorcín! Yo que siempre te cuento todo—me reclama con indignación.

—Yo no pedí esos detalles, Dylan—digo con una mueca y cerrando el frasco de la pintura porque ya terminé de pintar las uñas de Javier—. Así que deja mi vida sexual tranquila.

Alejandra me miró con mucha intensidad que me hizo poner nerviosa porque ella me conocía tan bien que sabía perfectamente cuando estaba mintiendo y una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

—¿Estás con Diego o no? —Preguntó Javier con curiosidad mirando sus uñas negras.

—Algo así—respondí nerviosa.

—¿Estás o no? —Pregunta Jonathan tirándome un mechón de pelo—. Oye queremos saber, pero sé clara, por favor.

Le doy otro codazo que lo hace soltar un gemido de dolor y se levanta molesto de la cama y se pone a lado de Alejandra y Dylan y Jonathan me tira un cojín que le llega a Javier en toda la cara y se le cae su teléfono.

—¡Oye, es a ella quien le tienes que pegar, imbécil! —Exclama molesto Javier.

—¡Mierda! Perdona era para la bruta de tu amiga—dijo Jonathan con una mueca y refregándose en la parte que le di un codazo—. Me alegro hacerte reír con mi dolor, bruta.

Hermosa DestrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora