Anastasia
Camino por el camino de tierra y miro a mi alrededor como los árboles se mueven y crujen con violencia que me hace temblar de miedo porque algo me dice que yo no debiera estar en este lugar, pero mis pies siguen avanzando hasta que aparece ante a mí una pequeña y acogedora cabaña de madera.
Sigo avanzando hacia la cabaña hasta que noto una sombra sentada en la escalera y me pica la nuca y un escalofrío recorre por completo mi espalda, sé que estoy en peligro.
—Eres puntual—dije Nicolás fumando un cigarro tranquilamente.
La colilla de cigarro ilumina una pequeña parte de su rostro y limpio las manos en mi pantalón. Quiero irme de aquí. Quiero estar lejos de él, pero aun así mis pies avanzan hacia él, no tengo control de mi cuerpo. Cuando estoy a unos metros de él, lo puedo ver con claridad y creo que un grito de terror escapa de mi garganta al notar como su camiseta está cubierta por sangre seca.
Cierro los ojos e intento despertar porque todo esto tiene que ser una pesadilla, un producto horrible de mi imaginación.
—Acércate Anastasia, no te haré nada por ahora—dijo con una voz calmada—. ¡Dije que te acerques! —Me gritó.
Mis pies siguieron su orden y me acerco a él. Nicolás me sonrió de lado, una serie de recuerdos acudieron a mi mente cuando nosotros éramos parejas, pero después fueron cubiertos por los más recientes, su acoso, sus abusos hacia mí y como mato a mi hermano. Tengo que irme de aquí—pienso.
Doy un pequeño paso hacia atrás.
—Quieta, Anastasia—dijo dándole otra calada a su cigarro y sus ojos estaban vacíos, no había nada de humanidad en ellos.
—¿En dónde está, Alejandra? —Pregunto abrazándome a mí misma.
Él tiró al suelo lo quedaba de su cigarro al suelo y lo aplasto con su pie antes de venir a por mí y me tomó con fuerza del cuello, me azoto con fuerza contra el árbol que me hizo soltar un gemido de dolor porque todo sucedió tan rápido. Su mano acarició mi mejilla e intenté apartarme porque me da asco su toque.
—Ella ya está a salvo con un pequeño regalo para tus amigos policías—apretó más mi cuello y vi como sus pupilas comenzaron a dilatarse—. Tu vida a cambio de la de tu amiga. ¡Que novele de tu parte Anastasia! —Exclamó en tono de burla.
Cierro con fuerza los ojos porque esto debe ser una pesadilla, solo una pesadilla. «¡Abre los ojos, abre los ojos!»—me ordenó, pero no despierto y siento como apoya su mano en mi espalda y me da un empujón cuando una puerta se abre.
—Abre los ojos, Anastasia, que tengo una bonita sorpresa para ti—susurra en mi oído.
Mis ojos se abren con terror y mi corazón se rompe por completo al ver a la niña en fondo, tiene un cierto aire a mí con su pelo castaño largo y sus ojos azules. Noto como la niña está temblando y abraza con fuerza su peluche. Un sollozo queda atrapado en mi garganta porque ya no quiero estar aquí.
«Despierta, por favor, despierta»—me ordenó, pero nada ocurre. Sigo en el mismo lugar y siento la mano de Nicolás en mi espalda.
—No me hagas enojar más—me susurra con voz amenazadora y apartó mi pelo hacia atrás— ¡A que es bonita! —Exclama.
La niña que debe tener unos diez años y abraza aún más su peluche «¡Dios, yo la condene a esto!»—pienso con dolor. Nicolás posa su mano en mi cintura donde le da una suave caricia que me hace querer vomitar.
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Hermosa Destrucción
Teen FictionAlgunas promesas no se pueden cumplir y eso Diego lo sabía, pero él quiere tener la fe y esperanza de que ella cumplirá su promesa de casarse a los 30 años. Diego sigue esperando por ella y no se cansará de suplicar una y otra vez para que ella abra...