Capítulo 43

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Mariel

Tomó asiento frente a mi jefe Mateo Sánchez, quien está evaluando nuestra orden para poder revisar la casa del tío político. Muevo mi pie de un lado a otro porque necesitamos avanzar este caso y la verdad es que estamos estancados, no ha habido más desaparición y todo parece que quedó en pausa, pero tenemos que avanzar de alguna forma para encontrar justicia para sus familias.

Mateo termina de leer la orden y suelta un enorme suspiro para luego quitarse sus anteojos.

—Seré honesto con ustedes dos, pero no tiene la orden porque no tiene casi pruebas más que su intuición y así no funciona esto y lo saben—dijo con voz firme y asiento con mi cabeza—. Les creo, ustedes dos siempre han tenido razón, pero tráiganme pruebas que lo relacione y les daré la orden, ¿vale?

Harry y yo soltamos un enorme suspiro.

—Lo entiendo—murmuró levantándome de la silla—. Prometo traerle pruebas.

Caminamos en silencio por el pasillo hasta que entro en mi oficina porque estoy que grito de rabia, pero tiene razón, necesitan pruebas y se las voy a dar. Harry se sienta frente a mí y me mira con cierta diversión.

—¿Qué estás tramando, Mariel?

—Es algo arriesgado y peligroso, nos podríamos meter en muchos problemas, pero podríamos entrar a la casa de forma ilegal—confieso en voz baja y poniéndome de frente a Harry—. O podemos seguir vigilando hasta que cometa un error.

Él tomó mi mano para darle una suave caricia.

—Te apoyo en todo, Mariel, pero eso es ilegal, no podemos hacerlo y además podríamos hasta perder el trabajo por eso—me recuerda con una mueca en sus labios.

Suelto un gruñido y miró el tablero donde están las fotos de las tres adolescentes que han desaparecido.

—Está bien, solo lo voy a seguir—digo tomando mi chaqueta bajo la atenta mirada de Harry—. Haremos las cosas de forma legal.

—¿Lo prometes? ¿Me prometes que no harás ninguna locura, Mariel? —Pregunta tomándome de los hombros, me quedo callada y vuelve a insistir—¡Mariel, prométemelo!

Tengo que morderme la lengua con fuerza para quedarme callada porque claro que no me iba a quedar quieta, ya llevamos meses en este caso y nada, es hora de avanzar de alguna forma.

Él alzó mi rostro y me topó con sus hermosos ojos verdes que miran entre furiosos y preocupados.

—Lo prometo, no haré ninguna locura—intentó controlar el temblor en mi voz porque le acabo de mentir, jamás lo había hecho—. Confía en mí, Harry.

Harry se inclinó, me dio un suave beso en los labios para luego separarse de mí y tomar mi mano.

—Me tengo que ir a la charla con Nicolás, ¿Qué vas a hacer tú?

—Iré a la escena del crimen para ver si puedo encontrar algo, quizá se nos pasó algo por alto y después ir a sustituir a Luis en la vigilancia—le aseguro—. Nos vemos en tu apartamento, ¿verdad?

Él me dio un beso en la frente.

—De hecho, quería hablar contigo sobre eso.

—¿Qué ocurre? Ya no quieres que vaya esta noche—dije nerviosa porque quizá sabe que acabo de mentir.

Él soltó una risa nerviosa, pero niega con la cabeza y entrelaza nuestras manos para mirarme fijamente.

—Claro que sí, de hecho, me encantaría que te quedaras siempre conmigo—dijo con voz ronca y apoyando su frente contra la mía—. Odio ver como dejas mi cama, cuando es donde deberías estar todas las noches conmigo.

Hermosa DestrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora